jueves, 8 de abril de 2010

¡ Ric@s !






¡Yo soy!




Iba a cumplir los quince, aunque parecía mayor.

Nerea, estaba superenamorada de su vecino, cinco años mayor que ella. Pasaban mucho tiempo juntos, jugaban al tenis, charlaban, bailaban... A él también se notaba que le gustaba.

La madre de Nerea, ya le había dicho a su hija que no se hiciera ilusiones que los ricos se casan con los ricos. Hasta se enfadó con su madre:

_¡Y quién habla de casarse! ¡Tú vives en otro siglo!

Se le daban bien las manualidades y su "suegra" le encargó una "caja joyero" de cristal para cubrir un reloj despertador. Se esmeró en el encargo, él siempre al verlo, pensaría en ella. Al mostrarle la pieza a su madre le comentó:

_¿Ves mamá como a su madre le gusto? ¡Tú estás muy anticuada, hoy no se mira tanto lo del dinero! La madre guardó silencio.

Su amor, se fue a Escocia a continuar sus estudios y perfeccionar su inglés. Habían seguido teniendo contacto, cuando venía y por teléfono aunque no tanto como ella quisiera. ¡Siempre salía lo de su dichosa minoría de edad!
A los dos años, regresó definitivamente de Europa y le dijo que tenían que hablar. Sólo habló él eso sí, muy educadamente. Ella temblaba mientras escuchaba.

_ Tú aún eres menor... voy a salir con mi prima... sólo en plan de amigos para darle gusto a mi madre... cuando tú cumplas los 18 podemos...

Llegó con los ojos brillantes a su casa. Su madre la consoló pero volvió con la serenata: "Su prima tiene... ¡muchas fincas, muchas, medio León es suyo!"

Pasó el tiempo de dolor, cuando él pasaba y la ignoraba como si no la conociera. Entonces y sólo entonces empezó a comprender que su madre tenía razón.


Mi sombra pensó en la huella del primer amor: "Es tan corto el amor y tan largo el olvido..." de Pablo Neruda.




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