jueves, 15 de abril de 2010

¡¡La Puerta!!






¡Yo soy!









Manolón es un hombre mayor muy raro. 

Un día le dio por cortar unos castaños que no eran suyos pero lindaban con una de sus fincas. Otra vez aró un trozo de "era" comunal para hacer un campo de fútbol. Su mujer y sus hijos son buena gente, aunque defienden sus rarezas.

Él y su familia pasaban por la calle particular de su vecino Genaro, a la que llegaban a través de una finca suya, para ir a la iglesia o al centro del pueblo y no dar un rodeo. Genaro y su mujer nunca le prohibieron pasar por su calle.

Los hijos de ambos vecinos, siempre se llevaron muy bien y sus mujeres eran muy amigas.

Un día a Manolón le dio por poner una puerta directamente desde la huerta de su casa tapiada para la calle particular de su vecino.
Éste le dijo que una cosa es que pasara él y su familia a través de su finca y otra que se hicieran dueños de su calle.

Es más Genaro, ya le había propuesto a Manolón en más de una ocasión que si retiraba la tapia de su huerta, como lo había hecho él para hacer su calle. Podían hacer una calle pública entre los dos, que beneficiaba a ambos.

Manolón nunca quiso renunciar a parte de su huerta y se negó a quitar la puerta que había colocado para la calle de su vecino.

Fueron a juicio.
Pasaron varios años y la familia de Genaro tuvo que aguantar las muchas impertinencias de Manolón y su familia, que utilizaban su calle particular como si fuera suya.

¡Por fin! se falló el juicio a favor del vecino generoso, que valló su calle y nunca más permitió que su ambicioso vecino y su familia pasaran por ella. Desde entonces Manolón y los suyos, han de dar un gran rodeo para ir al centro del pueblo.

Pero... Sobre todo perdieron la amistad que siempre habían mantenido.


Mi sombra está convencida: "La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad" de Francis Bacon.



2 comentarios: