¡Yo soy!
Mi sombra observa la procesión. Silencio, devoción y frío mucho frío en este León nuestro durante estos días.
La tristeza de la lluvia, el cierzo y el viento acompañaron al paso de la hermosa Soledad.
El dolor en la Dolorosa contagiaba a los que la contemplaban en su acompasado y lento caminar.
Algunas sombras movían su cuerpo al compás de la triste música: Los pies dolían de estar quietos, las manos se frotaban enguantadas. Eso los que esperan los "pasos".
¿Y los que desfilan? Sólo su corazón va caldeado. Para ellos el esfuerzo merece la pena. ¡Son muchos años de Tradición! La Señora lo agradecerá.
Entretanto... una mano femenina levantada saluda. Uno de los encapuchados bajo el peso del "paso" responde con un gesto de su mano libre.
¿Será la novia del "papón"? ¿Será su mujer, su madre, su... la sonrisa ilumina a la mujer y parece que da brío al del peso sobre el hombro. Bajo el capuchón se adivina su sonrisa. Miro sus pies descalzos. ¡Quizás alguna promesa! Una enfermedad, un accidente, una muerte.
¿Por qué no una alegría? El nacimiento del bebé después de años de espera, consiguió el trabajo que le gusta, salió bien de la operación...
Unos "papones niños" dan la mano a otros niños espectadores. Uno de ellos se la dio a mi sombra que sonriendo sin dudar correspondió recordando: "Nunca vaciles en tender la mano: nunca titubees en aceptar la mano que otro te tiende" de Juan XXIII.
Y... menos si es un niño, añade mi sombra.
La colaboración es la base de la vida (o debería).
ResponderEliminarDesde luego, tarde o temprano todos necesitamos ayuda. Un saludo.
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