miércoles, 21 de abril de 2010

¡La solterona!




¡Yo soy!



¡Pasaba bastante de los cuarenta. Tenía una rara enfermedad y a veces se desmayaba.


Era la típica solterona de pueblo, que dedicó su vida a cuidar de sus abuelos primero, luego de sus sobrinos y ahora... de sus padres muy mayores. A sus herman@s les perecía que su vida era la normal en sus circunstancias.

Un día vino a visitar, en León, a un familiar internado en una residencia de "la tercera edad" y se encontró con él.
Era un hombre soltero, cercano a los cincuenta que cuidó de sus padres ya fallecidos, trabajó duro y ahora se sentía sólo. Pasaba unas vacaciones en León, donde tenía familia.

Las visitas a los familiares en la residencia, se hicieron más y más frecuentes por parte de los dos. Después de la visita iban a tomar algo... charlaban... ¡Se enamoraron como dos colegiales!

A ella se la vio rejuvenecer.
Se tiñó el pelo. Se depiló cejas y barbilla. Comenzó a maquillarse cada vez que venía a la ciudad, renovó su vestuario que hacía años no había cambiado...

Sus herman@s al enterarse pusieron el grito en el cielo: ¡Con su enfermedad cómo pretendía casarse! Y... Sobre todo irse lejos. ¡Nada menos que a Huesca! Todo el mundo se dio cuenta. Pensaban en ell@s. Si se iba ¿Quién iba a cuidar de sus padres enfermos?

Pero ella lo tuvo claro "Sólo se vive una vez" y se fue. Su vida dio un giro de
180º. Hasta mejoró de su enfermedad. Trabajan ilusionados los dos cuidando de su ganado, que ha aumentado en muchas cabezas desde que ella se unió al hombre que la hace feliz.

¡Nunca se ha arrepentido de haber cogido el tren que la llevó allí! ¿O fue la Vida?


Se lo contó a mi sombra y en uno de sus silencios recordé un proverbio chino: "Disfruta hoy. Es más tarde de lo que crees".




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