¡Yo soy!
Mientras admira la fachada oriental de San Marcos. Mi sombra sigue al hombre de la bicicleta. Ha visto aparcar a un conductor frente a la salida del aparcamiento de Eras ocupando una parte importante de la misma y le increpa:
_¡¡Tarugo!! ¡Mira donde aparcas! ¡Te tenían que poner una multa bien gorda! _el conductor, dentro de su coche no le oye_el de la boina pasa por delante y en tono más bajo continúa con su retahíla:
_¡Ya ni puede ir uno por la carretera! ¡En bicicleta teníais que ir todos! ¡Pasando frío! y no ahí, calentitos en los coches que parecéis los amos. Un día voy a hacer lo que esa mujer de la tele. ¡Rayarlos! Sólo tengo que pasar cerca y girar el manillar...No podía seguir su ritmo así que me alejé pensando: ¡Hay un hermoso carril para bicis bordeando al Bernesga! Quizás tenía que ir a algún lugar concreto. De todos modos. ¡No son maneras!
Pero... ya lo dijo Cicerón: "Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos".
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