sábado, 31 de enero de 2009

En la calle Villa Benavente







¡Yo soy!





El hombre relataba nervioso al policía:

_Mire a mí me tocó el "bingo" y se ve que él me estaba observando y salió detrás de mí por La Condesa . No me dio tiempo a reaccionar, me tiró al suelo y se llevó mi dinero. Era joven no más de 18 años, no muy alto con pinta de "drogata".

_Sí, sí ya lo sabemos, por eso le hemos llamado. Para que haga una rueda de reconocimiento.

_¡Que eficacia! Me cuesta creer que ya le hayan detenido. Sólo han pasado 24 horas!

_Mire, el sujeto le robó a usted y se fue a gastar su botín a otro bingo de la ciudad. Fue allí donde le detuvieron. Si es él, tiene usted buen ojo. Se droga y por si fuera poco su padre, que es juez, es una excelente persona.


Mi sombra sorprendida pensó: "De los yerros ajenos, no hay cosa como callar, y así, perdonad los nuestros" de Calderón de la Barca.



No hay comentarios:

Publicar un comentario