¡Yo soy!
Pasaron tres años... Ya ni se acordaba de aquel borrador de carta en la Estación de Autobuses, que una vez pasado a limpio, había enviado divertida a la dirección que ponía en la revista. Una ciudad del sur.
Aquel día estaba en su Palomar, su refugio veraniego. Contemplaba mirando hacia arriba, las idas y venidas de sus huéspedes, cuando escuchó una voz varonil a su espalda:
"Yo dormía y... soñaba que la vida era alegría,
desperté y... vi que la vida era servicio,
serví y... vi que el servicio es alegría".
¡Se quedó muda de asombro. ¡Hasta los "zureos" de las palomas dejaron de sonar...! Y... el Palomar se llenó con los versos que escuchaba.
Al terminar "la voz", le mostró un sobre sin sello en el que podía leerse: "Para Sofía Rey Rueda" La sorpresa y la curiosidad borraron aquel lejano "aburrimiento".
Hoy son dos los habitantes del "redondel tapiado".
Mi sombra se alegró del final: "Mañana, es sólo un adverbio de tiempo" de Joan Manuel Serrat
que bonito ;)
ResponderEliminarPreciosa historia :)
ResponderEliminarComo siempre un placer leerte...
ResponderEliminarbesos Irma.-
Tambaqui, Silvia e Irma, gracias por vuestra fidelidad. Vuestros comentarios son un gran estímulo. Un abrazo de corazón.
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