CELDA NÚMERO 129:
La mujer sentada en la cama, con la celda en penumbra, no aparta los ojos de su pequeña Raquel. Se diría que quería aprenderse todos sus rasgos de memoria. ¡Mañana ya no la tendría a su lado!
Sabía que era culpable. Todo lo que había pasado, para que ella estuviera en "chirona" cruzó por su mente.
Los gitanos son temperamentales y en aquella pelea, su marido y ella se habían tomado la justicia por su mano. El "payo" que atropelló al "mochacho" ya no podría atropellar a nadie más.
Así era su raza: ¡El que la hace, la paga! Los dos estaban en el "talego" y se habían dicho muchas veces que lo volverían a hacer y que no estaban arrepentidos.
Habían concebido a su niña en la "trena" y sólo ahora, cuando mañana el abuelo se la llevara... ¡Por primera vez deseó no haber entrado allí nunca.
(C O N T I N U A R Á )
No hay comentarios:
Publicar un comentario