Estoy en la biblioteca. Tengo el libro y sus letras ante mis ojos, pero las miro y no las veo. Todo vuelve a mi mente desde el principio. El día que al volver del instituto se sentó a mi lado en el sofá, mientras esperábamos a mi padre para comer. Ya empezó rara porque dijo: Mira cariño. No me gustaba que me llamara así, que ya tengo 14 años, pero no me dio tiempo a protestar porque siguió. Es sobre tu padre. Raro, raro, siempre le llamaba papá. Nos vamos a separar, tú ya no eres un niño y lo comprenderás, no seremos los últimos ni somos los primeros. Para tu padre y para mí tú seguirás siendo lo más importante. Pero...pero ... no me salían las palabras. ¿Por qué? ...Porque me está poniendo los cuernos. Él mismo me lo ha confirmado y no estoy dispuesta a pasar por eso. ¡Que le ponía los cuernos! Es verdad que últimamente parecía que se hablaban poco. Mi padre, en la vida le volveré a llamar papá, salía del trabajo, venía y se iba al bar hasta bien entrada la noche. Pero, si se llevaban bien, casi nunca discutían. Ahora me doy cuenta de que mi madre dormía en otra habitación pocos días antes de decírmelo. ¡Lo tenía bien pensado! Me dijo que me fuera a dormir a casa de mi amigo Pablo, que él quería darle a mamá una sorpresa; que iban a ir al cine, luego a bailar y prefería que estuvieran solos, para ver si así se arreglaban las cosas entre ellos. Pero... No comentes nada de esto con mamá, tú como si fuera cosa de Pablo. ¿Cómo iba a imaginar yo a qué venía la policía a casa de Pablo aquella noche? Primero se lo dijeron a la ... madre de Pablo y ella me cogió de la mano, me llevó a la cocina y me puso un vaso de agua delante. En cuanto empezó a hablar: tu madre... las lágrimas la interrumpieron y yo ya no respiraba ¿Qué le ha pasado a mi madre? Ha ocurrido algo muy grave, ha pasado lo peor, tu madre... ha muerto. ¿Muerto? ¿muerta? ¿mamá? Estaba alucinando, no podía ser verdad. Pero lo fue. No salieron lágrimas de mis ojos secos, ahora estoy mojando el libro y no puedo detenerlas. Ese día, sólo gritos salieron de mi boca desde muy adentro, me dolía todo. Vomité. Lo que me dieron me mantuvo dormido no sé el tiempo. Ahora él aún sin condena y yo condenado para siempre. ¡Presunto! Presunto! Hubiera puesto la mano en el fuego por él, jamás creí que sería capaz de hacer algo así. Y lo hizo. Él mismo se delató a la policía, le cogieron con el cuchillo aún ensangrentado, ¿Cuántas puñaladas? Muchas, hubo ensañamiento. Me condenó a no volver a mirar a los ojos de mi madre. ¿Eran marrones? ¿Cómo es posible que no me acuerde de color de los ojos de mamá? Ya no podré tapárselos con mis manos cuando llegaba del insti y entraba silencioso acercándome a ella por detrás.¡Cómo se reía! No sé cuanto tiempo me tendrán aquí, no es una casa grande, aquí hay gente como yo. Las que llevan esto se hacen las agradables, pero a mí no me engañan. Nos tienen lástima y yo tengo lástima de mi mismo. ¿Qué va a ser de mi sin ella? Cuando veo a la madre de Pablo se me pone un nudo en la garganta. El día que la policía me interrogó no les dije nada de los cuernos, pero ahora me arrepiento. ¡Será cabrón! ¿Ahora dice que fue en defensa propia? ¡En defensa propia! Si mi madre no me aguantaba un pulso sobre la mesa de la cocina. Es verdad que siempre le daba la risa... y pensar que jamás la volveré a ver reír. Para la gente es una más entre las 45 que han asesinado este año, para mí... su número quedará marcado a fuego para siempre.
Es una condena a cadena perpetua: "No hables mal de las mujeres: la más humilde, te digo que es digna de estimación, porque, al fin, de ella nacimos" de Calderón de la Barca.
P.D. Hoy mi sombra se ha querido poner en la piel de las otras víctimas de las que nadie habla. Son los hijos e hijas que quedan cuando "la lacra" de nuestra sociedad continúa llevándose por delante a sus madres, condenándoles a vivir sin el cobijo de las alas más protectoras que la naturaleza nos ha dado.
Es tremendo, es una lacra que no tiene fin, inadmisible como la sociedad parece mirar para otro lado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es Alfred, cada semana nos despiertan con un nuevo caso y esto no cesa. Abrazos.
EliminarAcabo de leer tu relato y todavía tengo erizado el pelo. Es magnífico Mara, realista y crudo pero sin adornos dramáticos añadidos. La verdad desnuda.
ResponderEliminarBesos
Así imagino yo cómo se sentirán esos hijos e hijas al quedarse sin madre, tiene que ser un sufrimiento para toda la vida. Un beso.
EliminarHay que ponerse en la piel de los niños e incluso en la de los hijos adultos, de los padres y madres delas víctimas que las hay de todas las edades y el sentimiento de extrañeza ante una sociedad que parece estar adormecida ante un escándalo de esta naturaleza. NMo voy a emplear calificativos porque escapa a mi capacidad de comprensión, muchas veces he pensado que este sádico procedimiento -los hay que matan también a sus propios hijos- hay algo de muy podrido, hacer daño y es el colmo que hace algún tiempo que se ha puesto de moda, entre este tipo de asesinos, que después ellos se suicidan para no arrostrar lo que han hecho. Se autocondenan para justificarse. No soy siquiatra ni tengo estudios de sicología pero en mi cabeza no cabe que ese sea un comportamiento normal, por el odio que ha desatado -eso en nombre del amor- no reparan en los hijos que aunque no sean propios van a sufrir de un modo atroz, con un miedo y una inseguridad que serán difíciles de superar.
ResponderEliminarEs un tema realmente interesante y que se podría abordar desde muchos puntos de vista pero, que en consideración, a que no tienes porque soportar tan prolijas opiniones, hay que ponerle fin.
Saludos muy afectuosos. Franziska
Y tanto Franziska, también en la piel de los adultos pues quedarse sin madre a cualquier edad es muy duro. Esto no cabe en cabeza alguna, con estudios o sin ellos. Un beso.
EliminarTremendo.
ResponderEliminar¡Cuánto trasmite una sola palabra, Dyhego! Un abrazo.
EliminarCreo que si que nos ponemos en la piel de los niños, creo que tambien nos duelen, pero ocurre como con los accidentes, contamos los muertos, pero no los amputados, los ciegos o aquellos con lesiones de por vida. Un relato tan crudo que parece sacado de la vida real. Abrazos
ResponderEliminarToda la razón Ester, ¡tantas secuelas quedan! Inspirado en la vida real sí, por suerte aún no he tenido que vivir algo tan monstruoso. Beso fuerte.
EliminarEs muy duro el tema.
ResponderEliminarBesos
Muy duro y sin remedio aparente pues 8 años de cárcel por tentativa y 15 por asesinato me parece una tomadura de pelo. Un abrazo.
EliminarEste relato es la cruda realidad de lo que está ocurriendo en nuestro país, casi todas las semanas seguimos viendo en los medios estas noticias que tanto nos indignan.
ResponderEliminarPor desgracia, muchas veces ya lo vemos como una estadística, que nos duele al escucharlas y que olvidamos hasta la siguiente, aunque en ese momento pensemos que será de esos hijos que en muchos casos presencian esos dramas.
Algo estamos haciendo mal, o este mundo se está volviendo loco.
Prácticamente no hay semana sin ellas y como dices pasamos página pronto. Para ellos el drama les acompañará el resto de sus vidas. Saludos.
EliminarUn duro relato el que nos dejas hoy, pero a la vez una gran realidad que por desgracia sale con cierta frecuencia en los medios.
ResponderEliminarCuando escucho que después de matar a la mujer intenta suicidarse pienso que debería haber empezado por ahí.
Saludos.
Con demasiada frecuencia aparece y tienes razón deberían empezar por quitarse ellos la vida antes que dejar tanto horror. Un saludo.
EliminarQué horror!
ResponderEliminarY se llevan por delante a inocentes...
Besos
Muchas vece es así, pero las secuelas de los que dejan permanecerán para siempre. Un beso.
EliminarUn bello homenaje el que has hecho para todos esos hijos que como bien, dices nadie habla de ellos cuando son unas victimas muy importantes de esta lacra que no cesa.
ResponderEliminarMis aplausos para ti Mara.
Un abrazo.
Muchas gracias Elda, es verdad que de estas víctimas apenas se habla y son los testigos inconsolables para el resto de sus días. Un beso.
EliminarSin palabras por lo tremendo de lo narrado en esta entrada.
ResponderEliminarYo cuando se producen una muerte por violencia de género, me hago la misma pregunta sobre ellos, esas otras víctimas que tendrán que vivir con esa lacra para siempre.
Triste la situación de ellos.
Un abrazo Mara.
Puri
Pues sí, a ellos y a ellas también como víctimas las tendríamos que contar, porque lo son, pero vivimos deprisa y olvidamos rápidamente por desgracia. Un beso.
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ResponderEliminarSiento en tu mirada ese calor de mi cuerpo que antes me hacía estallar en escalofríos de pasión y ahora son de miedo. No sé muy bien si es recuerdo de tu amor o de odio...miedo a la soledad o a esa mirada que tienes tan fría y despreciable. Todos los males que me hiciste pasar los he pagado con mis lágrimas y de alguna manera, mi vida se ha esfumado en cada una. Aún guardo en mí aquellos momentos en que fuí feliz contigo, pero chocan con la persona que eres ahora. Mi alma la convertiste en pedazos que poco a poco voy recomponiendo; un puzzle en donde cada pieza tiene un mal sabor de boca...y ya estoy cansada de levar tu cruz. No sabes que significado tiene para tí el respeto a una mujer y tampoco sabes lo maravilloso que eras cuando en tu forma natural, me hacías sentir la mujer más afortunada. Mi vida se ha quedado en nada.
Hoy vivo tranquila sin saber muy bien que camino debo escoger pero necesito tomar una decisión y aún no se si estoy preparada. Me recuerdo cuando estaba llena de sueños y esperando de la vida cada fruto pero, sólo tengo vacios que se me clavan como alfileres. Han pasado días y años esperando verte cambiar. Sigo sin saber que hacer y miro la carita de nuestro hijo y no sé bién pero Dios me da fuerzas por darle un futuro que no sea igual que el mío...Ahora llega el momento de irme. Me voy con mis padres; a la cuna de un hermoso recuerdo para que mi niño crezca con el amor que tú no sabes dar. Me voy con mis padres y a tí nunca te volveré a ver...jamás te acerques a nosotros.
- Ella abre la puerta con su hijo de la mano. Tiene miedo a lo que pueda suceder en ese momento y en toda la calle, se escucha un disparo de escopeta...
Bambú y Buscador.
Hermoso relato. Pues a pesar del disparo final, creo que tomó una buena decisión. Mejor morir de pie que vivir de rodillas. Saludos.
EliminarCruel realidad la que has dejado plasmada en tu entrada.
ResponderEliminarBesos
Así es por desgracia, solo espero que no nos acostumbremos a ella. Abrazos.
EliminarUn relato que pone lágrimas en los ojos y dolor en el corazón Mara. ¡¡Hasta cuando esta cobarde lacra!!.
ResponderEliminarBesos.
Triste muy triste. ¿Hasta cuándo? Me pregunto yo también. Un beso.
EliminarMagnífico relato, Mara, tan cruel como la misma realidad
ResponderEliminarGracias Enrique, por desgracia así es muy cruel. Un abrazo.
EliminarCon tu permiso, hago el reblog: https://enriquetarragofreixes.wordpress.com/2016/12/08/leonesando-condenads/
ResponderEliminarLo tienes. Saludos.
EliminarMe gusta, Mara
ResponderEliminarDicho esto, un matiz: Imaginemos que la cosa no termina tan trágicamente, imaginemos que se separan y ya. Bien, estamos entonces en el relato a partir de cuando la madre le dice: Porque me está poniendo los cuernos. Él mismo me lo ha confirmado y no estoy dispuesta a pasar por eso. .
¿Es correcto que una madre (o un padre) le diga esto a su hijo/a?
Yo creo que no, pienso que es una forma de llevarse al hijo a su terreno desde antes incluso de la separación, un intento de manipularlo y utilizarlo.
Besos.
Torcuato, quise hacer un relato sin adornos. Lo normal sería por maltrato que los hijos por desgracia presencian muchas veces, y ya no hay que darles explicación porque la ven y la sufren. De todas formas un adolescente sabe bien lo que es esta actitud de algunos hombres. Saludos.
EliminarHola Mara, es muy triste esta maldita lacra que padecemos esta sociedad que parece que ante casos así mira hacia otro lado, es lamentable que haya personas que se creen dueños de sus parejas y en vez de reanudar sus vidas se las cortan de esta mala manera, y la justicia no creo que este a la altura de tanto daño, lo mas triste de todo esto es como tu dices, las otras victimas que en silencio sufren estas perdidas, ojala que desaparezca algún día esta lacra.
ResponderEliminarBesos.
Muy triste Piruja. Yo también estoy contigo la justicia no hace lo suficiente y las víctimas van aumentando las que envían para siempre al otro lado y las que se quedan. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarEsta lacra tiene que acabar ya.
ResponderEliminarPor ellas, por sus hijos, por todos los que las echarán siempre de menos.
Así debería ser, pero me temo que seguiremos teniendo fatales noticias, sólo espero que no nos acostumbremos. Saludos.
EliminarTerrible relato, y más cuando pienso que es algo común en nueatra sociedad. Sigo pensando que la clave está en la educación.
ResponderEliminarMara me encanta como escribes.
Un abrazo guapa.
La educación sin duda que influye, esperemos seguir concienciando a la sociedad de que esto no puede seguir. Muchas gracias por tus palabras. Un beso.
EliminarTerrible relato, y más cuando pienso que es algo común en nueatra sociedad. Sigo pensando que la clave está en la educación.
ResponderEliminarMara me encanta como escribes.
Un abrazo guapa.
Por desgracia es algo común Tania. Espero que esto cambie. Gracias. Un abrazo.
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