Estoy aquí, donde solía estar ella, sentado en su banco, dándole vueltas a lo irremediable. No dejo de verla como cada día con su bata blanca. A veces la reñía porque la tenía demasiado sucia para despachar. Hace siete meses que me dejó y parece que fue ayer. Escuché muchas veces: Esto no se comprende hasta que no pasas por ello y... ¡Cuánta razón! Tenía 24 años cuando me casé con ella y nunca había "conocido" en el sentido que lo menciona La Biblia, a ningún otro hombre. Tengo 57 años, han sido 33 años, 33, los años de Cristo, con sus 24 horas diarias juntos. Nuestro negocio de la pastelería siempre nos ha ido bien. Yo soy más del obrador, a ella le gustaba más trabajar cara el público. Vivimos en un pueblo donde todos nos conocemos. Todo el mundo me da ánimos que no me animan. Pensando en ella me siento menos sólo. Ya se lo he dicho a más de un cliente: "Porque no tengo valor para suicidarme pero el deseo no se me va de la cabeza. Ella siempre gozó de buena salud, ultimamente el enfermo era yo. Por qué tuvo que irse para siempre así: de repente, sin despedirse, sin estar enferma... Miro de frente para la plaza y parece que las estoy viendo a las dos, a la abuela y a nuestra nieta, sentadas en el banco bajo la sombra de los árboles. Desde ahí vigilaban si alguien entraba a comprar en el negocio. ¿De qué hablarían tanto tiempo y cada día? La niña también la echa de menos. A veces se sienta en el banco de la plaza y se queda ensimismada, sé que está pensando en ella. Con seis años, al verme triste y meditabundo camino del cementerio el miércoles, me hizo la pregunta normal de cualquier niño en sus circunstancias. ¿Abuelo, y ahora dónde está la abuela? Le contesté de forma automática. En el cielo mi niña, en el cielo. ¿Cómo iba a saber yo lo que diría a continuación? Entonces... yo también quiero morirme como ella para ir a verla. Se me cayó el alma a los pies. Pensamos lo mismo yo también me quiero ir, pero no soportaría que ella emprendiera ese viaje sin retorno antes que yo. Por ella, quitaré la sonrisa amarga de mi cara. La llevaré junto al río, que le encanta, jugaremos a tirar piedras que saltan por el agua a ver quién llega más lejos... ¿Cómo puedo estar triste cuando la pequeña está a mi lado?.
Aquí estamos sólo un rato: "Me he dedicado a investigar la vida y no sé por qué ni para qué existe" de Severo Ochoa.
Triste y duro pero así es la puta vida; cuando menos te lo esperas, te golpea donde más te duele.
ResponderEliminarBesos.
Es así y así hay que aceptarlo. Un abrazo.
EliminarPor ella, por su sonrisa, por el próximo día de fiesta, por cuando llegue la nieve, por...a esta vida hay que engañarla para seguir queriéndola.
ResponderEliminarhermoso texto.
un beso
Por todo lo que dices es una vida hermosa, sólo que sabemos que la muerte es algo sin retorno. Abrazos.
EliminarLucha obligadas en esto del vivir.
ResponderEliminarBesos
Con todas sus consecuencias es obligado aceptarla. Un abrazo.
EliminarLos niños tiene las ideas limpias, solo ven el momento, hay que tener mimo con las palabras que utilizamos. Un abrazo
ResponderEliminarAsí es ellos viven el presente y no miran más allá y ante la muerte no sabemos cómo decírselo. Un beso.
EliminarGracias por pasar por mi blog. Un abrazo.
ResponderEliminarIgualmente gracias por la visita. Abrazo.
EliminarMadre mía, qué triste, pero la niña ayudará...aunque nunca se volverá a ser el mismo.
ResponderEliminarSaludos Mara
Así es Liliana la vida sigue y los que quedan siempre ayudan y más si son niños. Un abrazo.
EliminarMara, me has emocionado. Espero que sea ficción, supongo que sí por el título. Muy bueno.
ResponderEliminarBesos y feliz fin de semana.
No es ficción Celia, fíjate que esa persona me contó que a otra persona le había ocurrido lo mismo hacía un mes y ya iba a celebrar su cumpleaños en familia, el suyo claro. No a todas las personas les afecta igual y yo pienso que es bueno aceptarlo cuanto antes. Abrazote.
EliminarSiempre he pensado que los niños son los "quita penas". Por ellos seguimos haciendo, con cara de ilusión, muchas cosas que ya no nos ilusionan porque nos falta mucha gente que antes compartía con nosotros esos momentos.
ResponderEliminarBesos
Toda la razón Ambar, para mí ellos son lo primero. un beso.
EliminarPreciosa y sentida historia, muy real y que hemos de ir viviendo todos.
ResponderEliminarBesos.
Lo sabemos pero en general no estamos preparados para cuando ocurre, sobre todo en las muertes repentinas. Un abrazo.
EliminarHola Mara, emotivo y tan real como la vida misma es el relato que nos dejas, es muy triste y cruel cuando se nos va un ser querido y mas en estas circunstancias, pero contra la señora de la guadaña no podemos hacer nada y se presenta cuando menos lo esperamos, en el caso que nos cuentas, aun tiene el consuelo de la nieta y mutuamente se consuelan los dos con su cariño.
ResponderEliminarBesos.
Es verdad Piruja, contra ella no podemos hacer nada, ella nos iguala a todos los humanos. Pero que la niña influirá positivamentee eso es seguro.
EliminarTierna historia Mara, la muerte los niños no la entienden y para ellos solo el tiempo será el encargado de hacérsela entender. En casos como el que nos cuentas esa niña es el quita penas del abuelo y juntos lograrán como tu misma cuentas sobrellevar ese pérdida juntos.
ResponderEliminarBesos
Puri
El tiempo hará el proceso con ambos, como es natural y juntos como dices será más fácil. Abrazos.
EliminarUna historia muy emotiva y muy real. Has descrito el dolor por la muerte de un ser querido, de una manera muy bella.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Maripaz, a pesar de todo la belleza nos rodea. un beso.
EliminarHola Mara.. La vida nos depara tristezas, pero... si hay alguien a nuestro lado que nos da alegrías.
ResponderEliminarUn abrazo..
Será más llevadero el trago eso seguro y más si hay alguien pequeño de nuestra sangre. Abrazote.
EliminarPor desgracia, la muerte nos acecha. No hay otra más que pasar el duelo. Es normal estar triste y llorar, pero poco a poco, el dolor se irá amortiguando y saldrán los buenos recuerdos. Eso no quiere decir que se nos instale el olvido, sino aceptación.
ResponderEliminarEs bueno llorar, pero también debemos ser fuertes para continuar.
Salu2, muchos salu2.
Te doy toda la razón, la vida continúa y cuanto antes estemos presentes en ella mejor. Un abrazo.
EliminarHay una historia después de las historias y así mismo pasa con aquello que llamamos muerte
ResponderEliminarPaz hermano
Isaac
Para los creyentes la muerte es un paso más, sin embargo es una contradicción no aceptarla. Un saludo.
EliminarLa espontaneidad de un niño te deja plasmado en su decir, pero de allí sale el verdadero amor y sentimientos.
ResponderEliminarDeseo que tan solo sea un relato y no pases por estos trances.
Un saludo.
Los peques siempre viven el presente al contrario de los adultos que seguimos dándole vueltas a los hechos. Es una historia real aunque no me ha ocurrido a mi. Un abrazo.
EliminarEs un texto tierno y muy real. Ojalá nos hubieran educado de otro modo, aceptando lo que para nosotros es inaceptable porque nos duele infinitamente el alma cuando perdemos a alguien a quien amamos. Ojalá algún día evolucionemos lo suficiente para vivir con intensidad la alegría de estar vivo, porque antes o después nos vamos a morir...
ResponderEliminarBesitos!!!
Es una verdad que hemos de aceptar la muerte porque tarde o temprano sucederá, pero sigue costando aceptarla. Un abrazo.
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