Juanitalamachorra era una alegre adolescente cuando llegó al pueblo para cuidar y vivir con una tía suya. Nadie sabía nada de su vida. Cuidó de su tía mientras vivió y le dejó su herencia al fallecer, cuando Juanitalamachorra tenía 27 años. A partir del momento en el que se quedó sola, Juanitalamachorra comenzó a llevar una vida muy ligera. Se acostaba con todos los jóvenes del pueblo y algún que otro casado pero nunca se la vio embarazada, por lo que empezaron a decir que era "machorra" (lo que llaman a las ovejas que no pueden tener crías) o sea que no podía tener hijos, así que todos la llamaban así cuando no estaban en su presencia. Sin embargo, ella decía a los más allegados que tendría una hija, pero no con los hombres del pueblo que para ella eran todos unos patanes sino con alguien que llegaría tarde o temprano. En aquel pueblo nadie usaba preservativos ellos decían "calcetín" cuando había gente menuda que escuchaba delante. Los hombres utilizaban el método de "la marcha atrás", muy inseguro, como lo demostraban la cantidad de familias numerosas que había en la aldea. Lo que la gente ignoraba es que Janitalamachorra llevaba colocado en su vagina un dispositivo anticonceptivo. Era como un dedal pero de oro. Un viajante de baratijas que llegó un día a la localidad se lo regaló por pasar con ella unos meses ya que no quería dejar "rastro" alguno por los pueblos que visitaba. Un día, al final del otoño apareció un peregrino, entre los pocos que pasaban en esos fríos días por la aldea. Al cruzarse con Janitalamachorra ésta le saludó como era costumbre: ¡Buen camino! El peregrino le dio las gracias y le preguntó por algún lugar donde pasar la noche. Juanitalamachorra le ofreció su casa contenta. Era un hombre joven, guapo, de buena planta que miraba directamente a los ojos. Además por su acento, era extranjero lo que a Janitalamachorra le pareció un aliciente más. El peregrino decidió quedarse más tiempo del que pensaba al calor de Juanitalamachorra. Al comienzo del nuevo año, el forastero siguió su camino. A los ocho meses, Juanitalamachorra dio a luz una hermosa niña a la que llamó Cecilia, por ser el día de su primer encuentro con el caminante. A Juanitalamachorra nunca le importaron las habladurías de la gente. Cuando la niña ya había cumplido seis años, una mañana a finales del otoño, se las vio partir juntas con bastante equipaje por el Camino Viejo y jamás se supo nada más de Juanitalamachorra y de su hija.
Una mujer y un hombre: “El amor de los jóvenes no está en el corazón, sino en los ojos” de Willian Shakespeare.
Hola Mara.. Juanitalamachorra es dueña de su vida, !porque no..!!
ResponderEliminarUn abrazo..
Así es, se sentía muy libre y actuaba como tal. ¡chapeau!
EliminarLes auguro un buen futuro a madre e hija, son libres. Un abrazo
ResponderEliminarYo también se lo deseo. Van por buen camino. Un beso.
EliminarUna vida libre, esperando se cumplan sus deseos.
ResponderEliminarBesos.
Lo mismo opino, muy valiente para un pequeño pueblo. Un abrazo.
EliminarVivir su vida y punto.
ResponderEliminarAl final es lo que importa.
Besos
Lo que importa y lo que nos queda, si se puede hacer sin trabas sociales mejor aún. Abrazote.
EliminarUna historia que nos hace ver que uno mismo forja su destino y que es alli donde esta su felicidad.
ResponderEliminarBesos
Yo también lo creo así, Ilesín, para bien o para mal somos cada uno los que decidimos. Un beso.
EliminarVivir y dejar vivir!!!
ResponderEliminarBesos Mara =)))
Mara cuando puedas, pásate por mi blog y búscate en la entrada de hoy, es un juego =)))
EliminarTan sencillo y tan difícil de cumplir a veces lo de dejar vivir. Ya pasé por tu casa el juego superchulo y te lo has currado muy bien, no sé si acerté. Un beso.
EliminarUna mujer que sabía lo que quería y cómo lo quería. Me ha gustado la historia.
ResponderEliminarBesos
Lo tenía muy claro, eso no es nada fácil. Un abrazo.
EliminarSupo buscar al padre para su hija, lo que pasara antes era solo cuestión de buscar lo que al final encontró.
ResponderEliminarBesos Mara
Su decisión estaba tomada por eso sólo ella se sintió responsable de su decisión. Abrazos.
EliminarLinda historia, si que supo hacer lo que quiso sin afectarle lo que dijeran de ella. Bien.
ResponderEliminarUn abrazo Mara
Cosa difícil en un pueblo donde todos se conocen y comentan, pero fue valiente. Un beso.
EliminarUn buen relato de una mujer que supo escoger su camino sin que nadie se lo trazase y tal y como saludo al padre de su hija "buen camino" para las dos.
ResponderEliminarSaludos.
Es un bonito saludo a los peregrinos y se lo deseo de verdad a ella también. Un saludo.
EliminarEn este estupendo relato expones la plena libertad de una mujer para conducir su vida como le dicta su conciencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que como ya he comentado en un pueblo es mucho más difícil actuar con libertad. ¡ole por ella! Un beso.
EliminarPues yo creo que de machorra no tenía nada.
ResponderEliminarME gustó mucho tu relato.
Besos.
Quedó demostrado que así era, lo tenía muy claro. Un beso.
EliminarPor eso la criticaban, porque hacía lo que le daba la real gana. ¡Más Juanitas así debia haber!
ResponderEliminarYo también lo creo, pero yo viví en un pueblo y cuesta salir de las normas, fue valiente. Sí, más Juanitas debería haber. Saludos.
EliminarEstos relatos son tan crueles como ilustres, Mara. El mundo rural es así, a mi, a veces, me parece bello, otras, las más, un sufrir. Me gustaría ser invisible para vivir en un mundo rural.
ResponderEliminarFeliz noche
Tiene su parte bella el mundo rural, pero coarta mucho la libertad, claro a menos que seas invisible, je, je. Gracias un abrazo.
EliminarElla pasaba de todos sin importarle el que dirán y sin tener prejuicios de nada, solo le importaba vivir su vida. Me ha gustado tu relato Mara.
ResponderEliminarBesos.
Gracias. Eso es lo que hizo y muy bien, vivir sin mirar el qué dirán. Un beso.
EliminarEl relato no es que sea para tomárselo a guasa ni mucho menos, pero me ha hecho gracia lo de la "machorra" porque en mi casa, esa palabra se usaba mucho.
ResponderEliminarBesos.
En mi pueblo también se usaba mucho y además no sólo para las ovejas, también para las mujeres, he cambiado el nombre porque sino... hay alguna que sigue en él.Un abrazo.
EliminarPues me ha encantado este relato, lleno de libertad por parte de Juanta, y con un buen final consiguiendo lo que ella anheaba, me ha encantado. besicos cielo
ResponderEliminarGracias, la verdad es que se puso al mundo por montera y vivió como quiso y espero que lo seguirá haciendo. Un beso.
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