Algunas veces noto un airecillo sobre mi sien derecha. Siempre pienso que es la energía de algún ser querido que me trae algo positivo.
Cuando mi sombra tenía 28 años, un día en casa hicimos una gúija, según la RAE o "ouija" del inglés, güija. Fue la única que he hecho en mi vida. El vaso se movía, nuestroa dedos encima no hacían fuerza como para moverlo, pero lo hacía.
Apareció mi abuelo materno y me dijo lo que ya sabía en ese momento. Que tenía cuatro hijos y también lo que no sabía. Que mi vida sería muy feliz. No recuerdo más, pues lo dejamos luego, porque empezamos a tener miedo de no saber parar aquello.
La verdad, con el paso de los años, considero que he tenido una vida feliz. Para mí la clave de la felicidad es vivir en coherencia con lo que una piensa. Que no haya discrepancia entre lo que se hace y lo que se dice, aunque muchas veces has de guardar silencio para no herir al contrario.
Desde aquel momento siento que el espíritu de mi abuelo me protege. Pienso que se siente culpable de no haber movido un dedo porque sus seis nietas estudiaran. Quizás también por ser maestra ya que él fue maestro... No lo sé. No creo que en esa dimensión alguien se pueda sentir culpable, o sí.
Es algo que pocas veces he comentado y me ha dado por escribirlo.
Puede tener razón: "No somos seres humanos atravesando una experiencia espiritual; somos seres espirituales viviendo una experiencia humana" de Teilhard de Chardin.