¡Hola a todo el mundo bloguero!
Un año más llegó septiembre anunciando el final del verano y el comienzo de un nuevo curso.
Ha sido un verano sin viajes o mejor dicho con bonitos viajes a través de los libros.
Ellos, los libros, fueron mis acompañantes de papel más entrañables de este verano. Algunos de los más apreciados han sido:
_"El verano que mi madre tuvo los ojos verdes" de Tatiana ?îbuleac.
_"Las cenizas de Ángela" de Frank McCourt.
_"Caín" de José Saramago.
_Un clásico: "Los renglones torcidos de Dios" de Torcuato Luca de Tena:
_"Las uvas de la ira" (otro clásico) de John Steinbeck.
_"La templanza" de María Dueñas.
_"Las frases robaddas" de Jose Luis Sastre. "La Biblioteca de la Medianoche" de Matt Haig.
_"Nuestra casa en el árbol" de Lea Vélez .
Alguno más, que no dejó huella. Y es que mi sombra cuando empieza un libro lo termina, le guste o no le guste.
Y... algunas actividades más que compaginé con la familia, los amigos, el sol, la tumbona, el gym, la casa, la compra, alguna comida pantagruélica. . .
¡Un verano de los más normal, sin sorpresas ni contratiempos!
¡A la bartola!
Ayer fui a la viña. En un momento voy a comer unas uvas con queso, pues según mi madre y un dicho popular: "Uvas con queso saben a beso".
Como todo lo que nace tiene que morir, el verano va feneciendo: «Y el plazo del verano un breve instante dura» de Wiliam Shakespeare.