DE BAJA:
Llevaba un trimestre con alumnos de sexto de Primaria y no podía más. Fue a su médico. Le dijo que estaba agotado y estresado, hasta había dejado el gimnasio porque se notaba débil. Iba a la consulta para pedir algúna vitamina o reconstituyente.
_¡Tienes depresión! _le espetó el médico, sin más. Te voy a dar tres meses de baja y unas cápsulas.
El profesor cada semana va a por los medicamentos que no se toma, pero los compra con la receta, temiendo que se siga un control. Al finalizar el primer mes, de nuevo en la consulta, el doctor le pregunta qué tal y le dice que bien, pensando para sus adentros que lo que realmente le había hecho mejorar, era no tener que ir a su trabajo. Lo que le agotaba eran las clases. A pesar de eso, su sorpresa fue grande cuando el doctor le dice que le va a dar otro medicamento antidepresivo más fuerte que el primero.
Según el galeno, éste nuevo fármaco, que le prescribe no lo puede tomar durante demasiado tiempo, porque crea adicción y... "ya bastante gente es adicta a él" _ palabras textuales del doctor.
Pero ¿a qué jugamos?, si le iba bien (supuestamente) el primer medicamento, ¿por qué el médico se lo cambia a uno más fuerte?, no lo comprende. Lo compró, pagando la parte correspondiente, que no era poca, porque sabe que los médicos, con poca ética, tiene comisiones muy elevadas por recetar ciertos fármacos. Tampoco tomó el nuevo remedio para su mal, realmente se encontraba mucho mejor disfrutando del tiempo libre, hasta volvió a sus hábitos deportivos. Eso sí, se aprendió los efectos secundarios del tratamiento, para la próxima visita al ambulatorio, por si el médico le interrogaba.
¡¡Definitivamente la ética está en déficit!!
Algunos médicos tienen más interés en recetar que en escuchar a sus pacientes: “El secreto para tener buena salud es que el cuerpo se agite y que la mente repose.” de Vincent Voiture.
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