¡Era rubia!

Imagen obtenida de la Red

Rafa tiene una bodega en lo alto de una loma.

Hace unos días subió allí para segar la hierba que la cubre como hace varias veces cada primavera. Con el ruido de la segadora sólo acertó a oír la bocina de un coche que subía por la estrecha vereda,  Llevaba gafas de sol y no veía muy bien, así que pensó que sería alguno de sus vecinos de bodega y saludó con la mano sin conocer al conductor. 

Como continuaba oyendo el claxon, paró la máquina, se quitó las gafas y se quedó mirando. No era a él a quien llamaban la atención el conductor del coche que subía, sino a otro vehículo que se interponía en el camino del primero y como éste era estrecho no podía pasar. 

Siguió observando y vio bajar, del auto que subía, a su conductor.  Le vio acercarse para increpar al ocupante u ocupantes del vehículo que obstaculizaba el paso. En ese momento Rafa desde lo alto de su bodega y el otro hombre ya mosqueado por la tardanza en despejar el camino hacia su bodega de los que lo ocupaban, vieron salir del coche-estorbo a una pareja: ella completamente desnuda y él poniéndose los calzoncillos.

 Rafa nos lo contó entre risas y terminó su experiencia con la frase:"No pensé nada raro. ¡Sólo me fijé en que ella era rubia! Aquí las carcajadas se esparcieron por todo el restaurante. 

¡Cómo si eso fuera importante! 

"El pensamiento libre

 proclamo en alta voz

 y muera quien no piense

 igual que pienso yo".       

                                  De Miguel Ramos Carrión.