¡Yo soy!
Mi sombra la vio pasar. Coincidimos en un viaje a Estambul. ¡No me cae bien! Estábamos visitando un palacio cuando se puso a llorar toda compungida. El grupo se arremolinó a ver qué le pasaba. ¡Le habrán robado! pensé. Su pareja a su lado le quitaba importancia.
_No, le suele pasar. Es que recordó que hace tres años un autobús atropelló a un sobrino que murió. Hoy es el aniversario.
_Bueno mujer hay que aceptarlo, ya no se puede hacer nada _dijo una mujer para consolarla.
_Era mi único sobrino _añadió la señora secándose las lágrimas que se fueron por arte de magia al ver al grupo pendiente de ella.
A la media hora el grupo espera al matrimonio, pensando que le volvería la llorera y por eso se retrasa. La sorpresa fue verlos regresar cargados de bolsas y con cara sonriente contando lo barato que habían comprado.
_¡Joder, que pronto se le pasó el duelo! _dijo alguien.
_Pues si, el caso fue darnos el coñazo_añadió otro_ ¡Que ya hace tres años, que no fue ayer!
Mi sombra le hubiera dicho cuatro cosas pero... ya lo dijo Cervantes: "En los ánimos encogidos nunca tuvo lugar la buena dicha".
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