¡Yo soy!
Tiene cinco años y medio. Fui a buscarla al cole y dijo que tenía que darme una sorpresa:
_¡Ah sí!
_Sí, hoy alguien anduvo en mi cartera.
_ Pues eso está muy mal _interrumpí_ ¿Y se puede saber qué es?
_Te lo diré al llegar a casa, dijo muy seria. Nada más atravesar la puerta de casa, abrió con entusiasmo su cartera y me entregó un folio con mariposas y corazones dibujados que ponía:
"Lara te quiero mucho. ¿Te quieres casar conmigo? Me gustas desde el primer momento que te vi". Firmado Adrián R.
Lara dijo que tenía que contestarle que sí, y meter la carta en la cartera del niño, sin que él se diera cuenta. Cuando terminó de escribir y adornar con flores y estrellas de colores la contestación diciéndole que sí, pero que cuando fuera mayor, según le dictó mi sombra, dijo:
_¡Pero tengo un problema! Es que a mi clase van dos Adrián. Yo sé quienes son los dos niños que se llaman así, pero no sé cual de los dos es Adrián R.
_Bien _ le advertí seria por fuera y sonriendo por dentro _ pues lo primero de todo tienes que enterarte muy bien quién es, de los dos, Adrián R. no te vayas a confundir.
Esta sombra, al día siguiente en el cole, acompañó hasta la fila a la peque. De pronto un pequeño gritó: ¡Lara, Lara, ¿viste la sorpresa? Me despedí con un beso y le susurré al oído: ¡Ése es Adrián R!
Caminé pensando que me encantan las sorpresas: "Si puedes aprender de los golpes duros también puedes aprender de las caricias suaves" de Carolyn Kenmore.
¡Qué tierno! Mis hijos también tenían "novios" en infantil. Pero nunca llegaron tan lejos como a prometerse en matrimonio.
ResponderEliminarUn beso para la niña.
ResponderEliminarEs que ya sabes que los niños de hoy van muy adelantados en algunas cosas, je, je. Saludos.