martes, 10 de diciembre de 2013

"De matanzas"





Frío y grandes heladas. Tiempo de matanza. Guardo gratos recuerdos de "la matanza" en mi lugar de nacimiento. Normalmente se reunían dos familias para compartir la matanza de un cerdo y media vaca cada familia. Hasta que no se deshacían las piezas y se repartían, comíamos y cenábamos todos juntos en una de las dos viviendas.¿Con quién haremos la matanza este año? Nos preguntábamos. ¡Era divertido!

Hoy ya prácticamente ha desaparecido "la matanza" tal y como mi sombra la conoció. En muchos de nuestros pueblos se sigue haciendo de forma tradicional pero cada familia en su casa. Se han introducido algunos cambios: como el chamuscado del cerdo con gas, el picado de la carne con máquina eléctrica en vez de manual, el uso de tripas sintéticas... aún así me gusta que se siga hablando de la matanza en nuestra provincia. 

 En los pequeños pueblos de mis comienzos de docencia, era costumbre llevar a los maestr@s la prueba de "la matanza": un trozo de lomo, unos chichos, algunos chorizo tiernos... 

Una de mis alumnas se presentó en la casa donde me aposentaba con un cesto de asa cubierto con una servilleta de cuadritos azules. Cuando levanté el cuadrado de cuadritos celestes, ¡no podía creer lo que veía!: Dentro del cesto un gran plato de metal y sobre él... ¡Medio lomo de cerdo! Me quedé pasmada sin saber qué hacer. ¡No podía coger aquello y no podía rechazarlo! Afortunadamente la señora Eduviges, en cuya casa nos hospedábamos todas las maestras que llegaban al pueblo, vino en mi ayuda. Siempre recordaré agradecida sus palabras que me sacaron de mi asombro: "Mira rica, corta un trozo y devuélvele el resto, que les hace más falta a ellos, que son siete, que a usted". Vi el cielo abierto y pensé: ¡claro!, es lo primero que se me debía de haber ocurrido a mí. Seguí su consejo, corté una punta del lomo y volví al plato y al cesto el resto, entregándolo a la niña con mi agradecimiento. 


En su pobreza, la generosidad de aquellas gentes era infinita. "La venganza es un placer que dura sólo un día; la generosidad es un sentimiento que te puede hacer feliz eternamente" de Rosa Luxemburgo.



2 comentarios:

  1. Oír gritar a un cerdo en su matanza, pone los pelos de punta. Creo que no podría presenciar la matanza de un cerdo.
    Saludos.

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  2. ¡Es curioso! Hoy me impresionaría pero de niña, me pornía con mis hermanos tras de los cristales de la cocina para no perder nada de lo que pasaba en el corral. No nos dejaban acercarnos hasta que el animal estaba muerto pero deseábamos estar lo más cerca posible. Saludos.

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