El Servicio Militar obligatorio daba sus últimos coletazos.
Solana, "el deliniante", hace la mili en El Ferral. Al soldado, por su oficio, le destinan a la oficina. Allí hace encuadres, hojas de servicio, diplomas, presentación de programas... Ha tenido suerte, además cada noche regresar a su casa familiar, en León, para de madrugada volver al cuartel.
"El deliniante" lleva días buscando una disculpa creíble para obtener permiso de fin de semana de sus superiores y poder disfrutar de los Carnavales de La Bañeza. Al final pensó en decir que tenía un familiar en La Bañeza, que tenía un bar y le había pedido ir a echarle una mano sábado y domingo. ¡Por lo menos esos dos días!, aunque para él la "Noche Bruja" era especial pero...
El viernes, en el cuartel, fue un día de lo más ajetreado. Solana, había estado de cocina. Lo vio el brigada que lo conoce de verle en la oficina. Después de cocina tuvo que esperar al sargento para que le diera el armamento, vestirse y presentarse a todo correr para el refuerzo en La Comandancia a las seis. ¡Eran las seis y cinco! Llegó con la lengua afuera. Cinco compañeros esperaban formados el relevo. Se puso firme a la cola. Aparece el brigada y dice:
_ ¡Aquí sobra uno!, _mira para Solana y añade_ tuviste cocina y hoy no has podido salir, ¿verdad?
_Sí, mi brigada, contesta el aludido superserio.
Entra el brigada en el edificio y sale con un teniente "el malo", llegó hace dos días de Bosnia, y aún debe de creer que está allí. El teniente echa un vistazo y mueve la cabeza. Entran de nuevo los dos mandos para el edificio a diluicidar. Los seis soldados allí como postes, pensando quién de ellos tendría la suerte "de sobrar". Vuelve a salir el brigada:
_¿Quién de vosotros tiene pase pernocta?
_ Yo, mi brigada, dice el deliniante
_¿Quién de vosotros vive en León?
_Yo mi brigada, dice el de los encuadres.
Vuelve a entrar para adentro el mando. El recluta que hace puerta le dice al de los diplomas:
_El brigada tira por ti "deliniante". El soldado sigue serio y estirado. Sale de nuevo el brigada:
_¡Solana tú tienes permiso hasta el miércoles, ya te puedes marchar!
_Sí, mi brigada, contesta el de los diplomas, pensando que no le salía la voz.
En ese momento el oficinista, se hubiera puesto a dar saltos de alegría pero disimuló mientras los cinco compañeros formados, alargaban sus caras...
Cuando salió con el petate del pabellón estaba "el abogado" de plantón que le soltó: ¡Cabrón qué suerte tienes!
Al atravesar el patio de armas sonó la música de "arriar bandera" como cada día a la puesta de sol. ¡Se cuadró! En otro momento se hubiera acordado de la madre que parió a la bandera pero hoy no. Hacía frío y ni no lo notaba. Estaba ardiendo por dentro. Siguió firme, allí plantado, hasta que cesó la música.
¡¡Vaya potra!! ¡¡A por los Carnavales, a por todos los Carnavales!! Vino en su Renault 5 de segunda mano cantando desde El Ferral: Carnaval, carnaval...
Imposible de olvidar algo tan bueno de la "puta mili": "La casualidad siempre es actual, ten echado tu anzuelo. En el momento donde menos lo esperes, estará tu pez" del poeta latino, Ovidio.
Imposible de olvidar los carnavales bañezanos ;)
ResponderEliminarComo el tiempo no se detiene, los carnavales ya no son lo mismo. Muac.
ResponderEliminarAnacronismos: El teniente recién llegado de Bosnia, el R5, los ultimos coletazos de la mili... y alguna otra cosilla de no haber hecho la mili (por ejemplo: un recluta haciendo puerta...sabes que era un recluta?). Por lo demás todo bien. Me gusta leerte.
ResponderEliminarSaludos.
Tienes razón entonces a las mujeres no nos dejaban hacer la mili. Reclutas eran los que hacían los primeros meses de instrucción, creo, pero por no repetir soldado... Gracias por comentar. Saludos.
ResponderEliminarMara: ruego que me disculpes la pedantería. Gracias.
ResponderEliminarNo tienes por qué disculparte. ¡Faltaría más!
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