Monasterio de Ripoll |
Entre el primer grupo de chicas en llegar a Ripoll para trabajar y estudiar en La Saphil había una chica de Astorga que le daban ataques. No sé si los sufría o los fingía ya que siempre le daban por la noche recién acostadas, cuando aún ninguna de nosotras dormía.
Como al llegar todavía no se habían terminado los trabajos en la que sería nuestra Nueva Residencia, se había adaptado un espacio junto a la fábrica provisional, donde dormíamos en literas. Había cuatro literas en cada habitáculo y la de Geli, que así se llamaba, estaba debajo de la de mi sombra. Rara era la noche que aquella chica no se quedaba blanca como la pared y perdía por completo el conocimiento casi siempre a la misma hora, lo que nos llamaba mucho la atención y pocos minutos antes se oía más de un comentario juvenil anunciándolo: ¡Me da que va a haber teatro! En cuanto ocurría el "suceso" rápidamente llamábamos a la directora que venía enseguida a nuestra habitación.
La directora se sentaba en la cama al lado de la joven: la movía, la chanclinaba, la llamaba... pero nada, Geli no reaccionaba. Entonces pedía a otra de las chicas de la habitación Marisel, que también era de Astorga y amiga de la "enferma" que le diera unas "tortas". La verdad era que sólo a partir de unas cuantas fuertes bofetadas aquella muchacha volvía en sí de nuevo. Era entonces cuando la directora la acariciaba y la mimaba que bajo mi parecer, después del tiempo transcurrido, era lo que estaba pidiendo cariño y atención, puesto que al momento aparentaba estar de nuevo como si nada hubiera ocurrido. Lo que confirmaba nuestras sospechas de que lo que hacía la astorgana era puro teatro para llamar la atención.
Toda la razón para la frase: "La mayor enfermedad es que nadie nos haga caso" de la Madre Teresa de Calcuta.
Yo de pequeño vomitaba a diario. Mi abuela decía que eran celos por mi hermana recién nacida y por querer reclamar la atención. A los siete años un médico especialista me operó del estomago. Parece que a partir de aquella operación de estomago, se me quitaron lo celos, pero todavía me acuerdo la falta de apoyo que tuve ante esos vómitos, desde que tuve uso de razón hasta los siete años.
ResponderEliminarSaludos,
La verdad es que a veces las cosas no son tan fáciles como las vemos y a lo mejor esta chica realmente tenía algún problema de salud, como fue tu caso, que por entonces nos lo tomamos a la ligera. Un saludo.
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