En mi viaje a Perú de este verano en compañía de dos parejas mejicanas, una pareja vasca y dos mañas; nos ocurrieron varias anécdotas la última fue la siguiente:
En Perú casi todos los males corrientes, se curan con "hoja de coca" o sus derivados. Por lo que fueron varios los guías que nos recomendaban mascar hojas de coca para evitar el "mal de altura". Íbamos a estar a 4.910 m de altitud en Patapampa. Allí junto al pequeño lago en el mirador de La Bruja, dejé mi "apacheta" de agradecimiento por no haber tienido problemas con la altura.
A la salida de Arequipa, Dina, una encantadora guía que nos acompañaba, hizo una parada para que nos abasteciéramos de hoja de coca, caramelos de coca y agua para el viaje en ascenso que continuábamos. Compramos dos bolsitas de hoja, caramelos y agua.
En el minibús, Dina, nos explicó como debíamos tomar la hoja. En cada bolsita viene un trozo sólido de ceniza para extraer más sustancia a la hoja. Primero se colocan cinco o seis hojas de coca en la mano y sobre ellas un trocito de ceniza. Se enrolla la ceniza en las hojas y se mete en la boca masticando suavemente. Después de un tiempo se escupe. Nos aconsejó no tomarla por la tarde-noche porque dificulta el sueño y produce ansiedad.
Es una experiencia más pero para nada alucinante. Se quedan las mejillas y la garganta un poco rígidas sin mayores efectos. El sabor es agradable. Igualmente nos pidió que no se nos ocurriera sacar esas bolsas del país ya que estaba totalmente prohibido y podíamos tener serios problemas, no así si traíamos té de coca y otros productos elaborados ya autorizados por el gobierno peruano.
Al llegar a Cuzco, para viajar a Machu Picchu en tren, has de dejar las maletas en el hotel dos días, pues sólo puedes viajar a ese lugar único con una mochila y lo imprescindible. Mi sombra, metió en la mochila de mano una de las dos bolsas de "coca". Al regreso busqué la otra en las maletas y no la encontré así que supuse que la había metido en algún cajón y la habrían tirado o recogido al hacer la habitación.
En el aeropuerto de Lima, tres enormes perros, pastores alemanes, se pusieron a olfatear las maletas de los viajeros que las íbamos a facturar. Hicimos bromas con el hermoso pastor alemán que olisqueaba las maletas de nuestro grupo ante la seria mirada del policía que lo dirigía.
Al llegar a León y deshacer el equipaje en la mochila apareció la bolsita de hojas de coca desaparecida. ¡Casi me da un soponcio! ¡Seré cateta! Podría haber tenido un grave problema si la descubren. Más tarde me he enterado que los perros la hoja de coca no la detectan.
Tengo que confesar que a solas, en Machu Picchu, hice una ofrenda de hojas de "coca" a la Pachamama. ¡Soy muy respetuosa con las ofrendas que se hacen a la Naturaleza y me encantan!
La Madre Tierra estuvo de mi parte: "La naturaleza crea el mérito, y la fortuna lo pone en acción" de la Rochefoucauld.
Apacheta: pequeños montículos de piedra que los indígenas peruanos hecen como ofrenda a la Tierra, la Pachamama, para hacer sus peticiones o agradecérselas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario