Me llamo Laya. Desde que era un bebé vivo en Oviedo con una familia de cuatro humanos. Una pareja y sus dos cachorros una hembra y un macho. Mucha gente me llama perro Labrador, no me gusta, por lo menos que digan Labradora. Según ellos tengo Pedigrí ¿qué será eso?. ¡Estos humanos...! Cuando me trajeron al piso le di varias noches malas a mi madre adoptiva y es que me acordaba de mi familia perruna. Mi padre adoptivo cuando me sacaba de paseo me daba mucha libertad así que yo corría y comía todo lo que encontraba. Claro pillé una descomposición de perra, aunque ellos dicen de caballo ¡Estos humanos...! Me llevaron al Curaperros y me dio pastillas, lo peor es que estuve dos días sin comer y sin salir y cuando me sacaron a la calle me pusieron un bozal. ¿Cómo iba a husmear los traseros de mis colegas con eso? Menos mal que fueron sólo unos días. ¡Estos humanos...! Mi madre adoptiva madruga mucho. Al principio la acompañaba en el desayuno pero se iba, así que decidí quedarme en mi cama. Cuando los pequeños animales se van al colegio me quedo con mi padre adoptivo que se pasa las horas tecleando un aparato negro. A veces se enfada, lo noto porque se levanta bruscamente, va hacia la ventana y echa humo por la nariz, pero si yo me acerco se le pasa un poco el enfado. ¡Estos humanos...! Hace un mes salimos los dos, yo vi a un cuatropatas hermoso y me fui corriendo tras él, mi padre adoptivo corriendo tras de mi, se cayó y vino cojeando. Ahora pone la pierna en alto y la unta de barro. Si yo vengo con barro se hartan de limpiarme y él se embadurna la pierna con barro dentro de casa. ¡Estos humanos...! Desde entonces me saca mi madre adoptiva pero el otro día Cisco, ese perro loco, la tiró y se dio un "culazo" tremendo. ¿Quién me sacará ahora? La adolescente no, porque siempre está con libros, alguno de hojas verdes! ¡Con lo que a mí me gustan las hojas verdes. Además el otro día cogió una llorera porque no le gustaban los pelos que tiene sobre los ojos. Tampoco puedo confiar en el pequeño futbolista. Un día que era fiesta le puse las patas sobre los hombros para lamerlo y se puso a llorar; me tiró una pelota y mientras fui a por ella se encerró en la cocina. ¡Estos humanos...! ¡Ah! Se me olvidaba ya he viajado. Me llevaron a León. Cuando oí el nombre tuve miedo pero resulta que es una ciudad con nombre de animal salvaje. ¡Estos humanos...! La casa a la que llegamos me gustó, bueno todo menos las escaleras que las odio. ¡Nunca había visto tantos cachorros humanos juntos en un salón, me faltaban patas para contarlos! Al principio me decían cosas todos a la vez Layapaqui, Layapaya, y yo, aunque soy lista, no sabía a quien atender. Menos mal que al rato se ponían a jugar y pasaban de mi.¡Estos humanos...!
Laya nos ama y la queremos: El alma es la misma en todas las criaturas, aunque el cuerpo de cada uno es diferente" de Hipócrates.
Hola Mara , muy bonita y tierna entrada , la perrita es muy bonita , te deseo una feliz noche besos de flor.
ResponderEliminarMuchas graciaa Flor.Que tengas un feliz verano. Un beso.
EliminarUna perrita afortunada que describes con humor y ternura. Un abrazo
ResponderEliminarEs un cielo Ester, pero deja pelos por todas partes. Un beso.
EliminarLeyendo, me enamoré de Laya. Que no lo sepa Eros, el perro de mi hijo, porque no lo soportaría.
ResponderEliminarEspero que Eros no se entere Esteban se ve que es muy celoso je, je. Un abrazo.
EliminarAmo a Laya, la nuestra se llama Duda y aunque tiene 16 añitos ya, está estupenda y la manda unos besos perrunos a Laya.
ResponderEliminarBesines utópicos, Irma.-
¿16 años Duda? Cuánta sabiduría le trasmitiría a Laya. Ella también le manda unos lametones a tu ancianita. Un besín fuerte Irma.
EliminarSensacional entrada Mara, es imposible no enamorarse de ellos, siempre te dan lo mejor que tienen sin esperar nada a cambio.
ResponderEliminarNos dolió tanto la pérdida de nuestro último perro que no hemos podido tener otro.
Un fuerte abrazo
Gracias Alejandro. La verdad es que se les toma mucho cariño no me extraña que no deseéis pasar por ese trago más veces. Un afectuosos abrazo.
Eliminar"Laya nos ama y la queremo"
ResponderEliminarYo también me comí alguna letra en mi último libro.Je¡Je¡
¡Buen fin de semana!
je, je, ya lo corregí. Laya no se comería una letra se comería el libro entero. ¡Todo se lo come! Feliz verano.
Eliminar¡Que preciosidad, Laya!
ResponderEliminarDescribes con humor y con inmensa ternura los avatares de su vida. Son encantadores. Yo he tenido una perra que se llamaba, Laika. De ahí el nombre de mi blog. Ahora tengo una gatita que recogí de la calle. Laika hace años que nos dejó. Un beso, Mara y recuerdos a León, mi tierra.
Laika, Maripaz, como la perrita astronauta. Se les toma mucho cariño, yo a Laya sólo la tengo de visita. Un beso para ti y ya sabes que en León estamos de fiesta. Un besín.
EliminarHola Laya, se comprendo perfectamente aunque sea un gato. A pesar de vivir durante dieciocho años en casa de los notas estos que me recogieron de la calle con cinco días, nunca podrán conmigo. Tu resiste y no les eches cuenta, al final la que mandas eres tu.
ResponderEliminarFdo. El Quillo.
Hola Quillo, deberías ser más agradecido con las personas que te acogieron. Lo de quitarle al Naranjito su vieja silla y con su cojín... A mí de momento no me dejan el sofá pero seguiré tus consejos y seguro que lo lograré je, je. Laya.
EliminarFeliz verano Naranjito.
Una bonita historia no narras con esta perra como personaje principal.
ResponderEliminarSaludos.
La verdad es que sólo la tengo algún fin de semana pero es como tener a un niño pequeño, es graciosa pero da trabajo siempre pendiente de ella. Un saludo.
Eliminarme encanta lo que has hecho
ResponderEliminartienes magia en tu cabeza
gracias por compartir tus momentos beso
Gracias a ti por tus palabras RECOMENZAR. Que disfrutes de un verano feliz. Un beso.
EliminarBonita historia y bonito animal; pero la gran pena son esos animales que están todo el día solos en casa, porque los dueños están todo el día fuera.
ResponderEliminarBesos.
Pues sí Rafa, Laya nos visita algún fin de semana pero las mascotas solitarias a veces varían su comportamiento y terminan en la perrera, una pena. Un abrazo.
EliminarJajajajaja, genial como te has metido en el alma de tu perra Laya, me ha encantado y divertido. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro que te gustara Maru, no es mi perra es de uno de mis hijos pero se les quiere pronto. Es aún un cachorro pero es hermosa. Un beso.
ResponderEliminarEs bueno recordar las enseñanzas de los antiguos...
ResponderEliminarAbrazo Mara.
Ernesto, yo me pregunto: ¿Por qué ahora no hay sabios así? ¿Será porque está todo dicho? Un abrazo.
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