jueves, 7 de abril de 2011

¡En Cuaresma!







¡Yo soy!






Era un sábado de Cuaresma en la Residencia SAPHIL. Mi sombra había ido a Ripoll, de compras, con mi amiga Rufi y varias compañeras. La hora de regreso era sagrada o el castigo era seguro. Me fui a la peluquería. Llegó la hora y mi pelo estaba mojado. Le dije a mi amiga que yo me quedaba en la "pelu".
 
Después de más de una hora regresé a la Residencia. La "dire" con cara de palo, comprensible, me dijo que hablaríamos al día siguiente. Me fui a mi habitación y encontré el moño que me habían hecho horroroso, así que lo deshice sin esperar al día siguiente. El domingo a las doce me presenté en el despacho de la directora:
 
_Me parece francamente mal (era su frase favorita) lo que has hecho, así que he pensado que como la falta es muy grave, quiero que en conciencia, el castigo te lo pongas tú misma. Hoy quizás cualquiera en mi lugar se hubiera ido riendo del despacho. Por entonces para mí las palabras allí pronunciadas eran "palabra de Dios".
 
Salí del despacho pensando en mi castigo que, teniendo en cuenta que estábamos en Cuaresma, no debía ser leve. Mi sombra buscó y encontró. Por entonces estrenamos la Nueva Residencia y muchas veces teníamos que dedicar parte de nuestro escaso tiempo libre a eliminar restos que toda obra nueva deja. ¡Todas sin excepción odiábamos las limpiezas! Mi sombra volvió al despacho:
 
_Dedicaré mi tiempo libre de una semana a la limpieza. Le pareció muy bien mi castigo. De habérmelo puesto ella, quizás el castigo no habría sido tan duro.
 
Lo peor llegó el sábado siguiente. El hermano de una compañera con el que me escribía, se le ocurrió venir a ver a su hermana y darme una sorpresa a mí. La sorpresa se la llevó él, ya que ni siquiera pude salir a saludarle. ¡Eso fue aún peor que el castigo que me impuse!
 

Mi "amigo" admiraba mucho a Unamuno, así que en su recuerdo escribiré: "Hablo mucho de mí porque soy el ser humano que tengo más a mano" de Unamuno.
 


 

4 comentarios:

  1. La vida que a veces hace esas faenas... besines

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  2. ¡Madre mía! pero tu sombra ¿no te supo avisar? de verdad vaya dos, ahí estuvisteis muy descompensadas tu sombra y tú.

    Besines utópicos, Irma.-

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  3. Algo parecido nos pasó a más de una, jejejejjeje...visto en la distancia nos hace sonreír, pero qué disgusto pasamos entonces.........no quiero ni acordarme. Creo que esta noche voy a soñar con ello.
    En cuanto a la frase de D. Miguel la encuentro genial.

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  4. Y que lo digas, Ol. Megabesos.

    Pues ya ves, Irma, se ve que la sombra es totalmente muda y ambas fuimos un poco tontícolas. Abrazote.

    Ya lo creo que se pasa disgusto, Aorillasdelorbigo. ¡Ay! juventud ingenua. Saludos.

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