jueves, 21 de febrero de 2013

Custodia, ¿compartida?



¿Custodia compartida?

Tienen dos hijos. Mientras la pareja convivió él se encargaba de bajarle la moral a su compañera con frases como: Si no hubiéramos tenido a los niños podríamos salir por la noche, viajar, ser más libres... Ella callaba mientras sufría al oír en boca del padre de sus hijos, el rechazo a lo que más amaba. Para ella sus hijos eran lo más grande surgido de su convivencia. 

Llegó su separación a los cuatro años de convivir juntos. Fue en ese momento cuando él puso hincapié en que tendrían la custodia compartida de sus vástagos. De repente los niños habían cobrado gran importancia para su padre. Ella, por el bien de los pequeños, no puso inconveniente alguno ya que vivían en la misma ciudad y para sus hijos sería lo mejor. Según el acuerdo los niños pasarían la mitad del tiempo con cada progenitor. 

Pasaron los meses, el padre encontró una nueva pareja y se trasladó a otra ciudad. A partir de ese momento sus hijos se convirtieron en un gran problema para el progenitor y para su nueva compañera a la que no le gustaban los niños. Las estancias con su padre se fueron distanciando hasta desaparecer totalmente: que el trabajo de él, que el trabajo de ella, que salían de viaje...

 Siguen pasando los años, los meses y los días... Quizás mañana, dos muchachos mayores de edad, desearán ponerle cara a su padre al que desde que eran unos niños no ven. 


Mi sombra suscribe: "Entre la justicia y mi madre, elijo a mi madre" De Albert Camus.



5 comentarios:

  1. Siempre los hijos los perjudicados: o los ignoran o los usan como producto de chantaje.
    Saludos

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  2. ¡Bien Enrique! Ya somos muchos.

    Siempre, Fonsado, lo que me llama la atención es la marca que queda en estos niños, que de mayores la sufren, por muy bien que les haya ido. Un saludo.

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