El abogado entregó un documento al magistrado al tiempo que suplicó:
_Ruego a Su Señoría, acepte como prueba el Soneto que mi cliente me envió el mismo día de su muerte.
El juez leyó en voz alta:
¿Por qué seguir en esta triste prisión?
Mi alma encuentro, como la nieve helada,
soy y seré una mujer maltratada,
peligra mi frágil constitución.
Sus golpes, enfrían mi corazón.
Su palabra, más y más descarnada.
¡Cuánto tiempo mi vida amenazada!
Abandonarle es ya mi decisión.
Veo su enfermedad. ¡Siempre los celos!
Le llevan a sufrir esta locura,
que le ciega con sus tupidos velos.
Dejé de ser esa infeliz criatura,
que en mar de llanto deja sus desvelos.
!Me levanto! ¡Mañana sepultura!
Al terminar su lectura se oyó una voz masculina en la sal:
_¡La muy zorra y sus putos versos!
Ya lo dijo Juan Bautista Moliére: "Jamás se ha conquistado un corazón por la fuerza".
¡Qué fuerte!
ResponderEliminarY desgraciadamente es real como la vida misma :(
ResponderEliminarUn abrazote utópico, Irma.-
Ja, me escaparon las mismas palabras, "Qué fuerte"! De verdad, estada entrada ha sido una reflexión buenísima de lo que es el maltrato doméstico.
ResponderEliminarBesos desde Astorga
Uffff qué duro..... Muy triste y por desgracia muy real. Lástima final para esa pobre mujer :(
ResponderEliminarBesitos Mara
Lo peor es que ya van más de 50 en lo que va de año, Enrique, no sé cuando acabaremos con esta lacra. Un saludo.
Veremos al final del año,Irma,las cifras no paran de aumentar. Un Beso.
No me extraña que te salgan palabras fuertes, Freckled, se pone una mala cada vez que añaden una más a la lista. Un abrazo.
Durísimo, Silver, y es el pan de cada día por desgracia. Sin palabras quedaríamos si se contaran todas las mujeres del Tercer Mundo que se añadirían a la lista. Abrazos.