jueves, 17 de septiembre de 2015

¡La suerte del principiante!







 El verano puede ser el inicio de algo original, ¿Por qué no?

Se le ocurrió de un día para otro, quería cumplir su sueño: "Hacerse rica sin dar un palo al agua".  Bueno no tanto llegar a ser rica, pero sí salir adelante sin trabajar demasiado. 

Primero se informó en la Red sobre las posibilidades de encontrar oro y más tarde se decidió. Compró por Internet un detector de metales, que le costó armar, Ella no es muy "manitas" pero lo consiguió. Además compró una piqueta, unas gafas... en fin todo lo necesario e imprescindible. Probó el aparato en casa con metales y oro. El artilugio unas veces sonaba continuamente y otras permanecía en silencio. Desde luego ante alianzas de oro de 24 quilates permanecía mudo así que sería así como funcionaba. 

Ya veía, antes de salir de casa, sus tesoros por descubrir: oro, plata, cobre... De igual forma antes de comenzar su aventura, hizo una apuesta con su hermano que se reía de sus aspiraciones. Si encontraba una moneda fuera de lo que fuera él perdería la apuesta. Su hermano seguro de ganar estuvo de acuerdo.

 El primer día madrugó y convertida en un "Frank de la Jungla" pero mucho mejor equipada que él, se fue a orillas del Órbigo. Llegó al margen del río, aparcó y se adentró en un lugar de reciente plantación de árboles, donde sería más fácil cavar.

 Comenzó a pasar el detector. Una de las veces que quedó en silencio, escavó un poco y apareció una herrumbrosa herradura. ¡La herradura de la suerte! se felicitó con una sonrisa. Separó los ojos de la herradura y los posó sobre el terreno. ¡No se lo podía creer! Allí estaba. ¡Una moneda oscura que parecía antigua! La cogió en sus manos, era ligera, la limpió un  poco y leyó: CAROLUS. 

Regresó alucinada a casa limpió mejor la moneda, cogió la lupa y leyó de nuevo: CAROLUS  IIII REIS  HISPANIA. ¡¡¡Había encontrado una moneda de Carlos IV de 4 maravedíes!!!

 Guardó la moneda como oro en paño. Sin ayuda del detector, había ganado la apuesta. La suerte del principiante, su suerte, era lo que la hacía saltar de gozo. 

Sigue con su detector aunque las leyes divagan un poco sobre su uso, Volvió al mismo lugar varios días pero la fortuna no ha vuelto en su busca, si encuentra hierros, latas, cacerolas... basura enterrada de hace mucho tiempo, cuando nuestra falta de concienciación ecológica, todo lo tiraba al río.


La casualidad existe: "El Universo trabaja contigo y para ti; no es tu enemigo" de David Spangler.



3 comentarios:

  1. Gracias Toro, seguirá buscando, aunque le falta constancia. Un saludo.

    Agradecida por tu comentario MalquErida. No pierdas la esperanza. Saludos.

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