Javier es un joven al que en el último año todo le iba mal. Comenzó un negocio y fracasó. Su novia lo dejó hace unos meses y últimamente en su casa todo eran malos rollos entre sus padres por culpa de su situación sin trabajo ni visos de arreglo.
Alguien le dijo que fuera a ver a Ani la de Benavente. ¿Ani, quién es Ani? Ani, le aclararon, es una vidente muy buena que limpia. Se lo pensó. Se hizo con el teléfono de la adivina ya que no tiene publicidad en la Red.
_¡Hola, soy Javier!, saludó. Pasa, pasa, le animó la vidente. La habitación era normal nada de bola de cristal en la mesa ni algún otro artilugio por el estilo. Le mandó sentar, frente a ella y extendió sus cartas del Tarot. De inmediato le espetó: Sal al patio y vuelve a entrar tienes muchísima negatividad.
Pasados unos minutos Javier regresó. De nuevo Ani colocó sus cartas frente a ella y recogiéndolas rápidamente habló de nuevo: Mira vámonos los dos a fumar un cigarrillo y luego volvemos. Así lo hicieron ambos y de nuevo frente a frente las cartas hablaron.
_Alguien te ha pasado un gran "marrón" que te impide que salgas del pozo en el que te encuentras. Le hizo varios ritos de limpieza y le dio varios escapularios, para que se colocara uno cada cierto tiempo. Javier no sabía lo que era un escapulario hasta que los vio. .
Volvió a ver a la vidente pasados unos días.
_¿A quién quieres que le pase esta maldición tan mayúscula?
_No me importa, sólo quiero que me libres de ella.
_Aquí no se puede quedar _dijo la adivinadora_ podemos enviarla de vuelta a su origen.
_Me parece bien _asintió Javier.
Pasados unos meses Javier visitó de nuevo a la vidente esta vez para agradecerle su trabajo. A Javier el coste económico no le pareció excesivo. Lo cierto es que Javier sigue con sus escapularios pero las cosas han mejorado notablemente. Las circunstancias han cambiado. Ha encontrado un trabajo. Su novia volvió con él. Sus padres han mejorado su relación y las discusiones han disminuido. Javier sólo acierta a decir ¡No me lo puedo creer, gracias Ani!
Creer en el otro es muy importante: «Existen dos formas de ver la vida: una es creyendo que no existen los milagros, la otra es creyendo que todo es un milagro» de Alber Einstein.
Muy buen relato. Vale la pena creer... en alguien, humano o divino, en nosotros.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Sara, sobre todo creer en nosotros mismos. Un beso.
EliminarMe ha gustado el relato ojala creamos siempre en nosotros mismos y que todo es posible. UN abrazo Mara.
ResponderEliminarOjalá, Ainhoa porque creer en lo negativo para mí lo hace más fuerte aún, aunque respeto a las personas que angustiadas recurren a lo que sea. Abrazos.
EliminarSi fuera tan fácil en la cruda vida real...
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
Si fuera tan fácil Alfred, todo el mundo iríamos a personas como Ani, pero yo también pienso que no es tan fácil. Abrazos.
EliminarYo, estimada Mara, seguiría en el negativismo porque decididamente no creo en videntes. Para bien o para mal.
ResponderEliminarUn beso santiaguino.
Yo tampoco Esteban, pero reconozco que una vez en mi vida consulté con una. Un abrazo leonés je, je.
EliminarEn muchas ocasiones estas cosas salen así pero creo que mucho de ello es sugestión.
ResponderEliminarSaludos.
Te doy la razón hay más de sugestión que de otra cosa. Un saludo.
EliminarEl relato está bien presentado, y la frase del genio tambien es buena, pero creer en videntes es mucho creer. Un abrazo
ResponderEliminarSí, Ester, estoy de acuerdo, creo mucho más importante creer en uno mismo que en adivinas. Un beso.
EliminarPues yo llevo una racha, que no sé si me han echado mal de ojo, o que una sucesión de catastróficas desdichas me persigue...
ResponderEliminarOjalá te vaya todo bien.
Hola Dyhego, espero que la rabia te la cure el tiempo como cura todo y no creo que los adivinos puedan hacer mucho. ¡Qué cambie tu racha para bien!
EliminarGracias. Eso espero.
Eliminar¿Y la maldición? Qué pasó con ella?
ResponderEliminarAh, cierto, esas cosas no existen.
En fin, a reventar tranquilo.
Saludos,
J.
Con maldición y sin ella todo sigue su curso. Un saludo.
EliminarNunca he creído en tarotistas, videntes, pitonisas,etc. Cuando van mal las cosas, solo queda pensar en el dicho: "no hay mal que cien años dure".
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que así debe ser Helio, lo que no me explico cómo cada vez hay más personas enganchadas a estas personas. Así es por malo que sea el tiempo lo cura todo. Saludos.
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