Mario hace poso que se ha separado y vive solo en un piso con unos vecinos que no le caen nada bien porque hacen demasiado ruido a todas horas y sobre todo por la noche.
Mario madruga así que no se acuesta muy tarde. Por si fuera poco últimamente no duerme bien. Ayer se acostó y no paraba de dar vueltas. ¡Relájate le aconsejaban! Sí, sí es fácil decirlo. Al cabo de un tiempo ya se encontraba más tranquilo. Sus ojos comenzaban a entornarse y...
De pronto empezó a sonar la televisión de los vecinos. No era la primera vez y Mario comenzó a despotricar contra ellos: ¡Lo que me faltaba! ¿Estarán sordos? Aún voy a tener que comenzar a dar golpes contra la pared para indicarles que bajen el volumen. Metió la cabeza bajo la almohada, nada, parecía que la tele estaba en su habitación. ¡Serán cabro...! ¡Vaya horas de tener ese volumen en la tele! Y mañana a las seis de la mañana arriba. ¡Hijos de pu..!
Llegaban los anuncios, el volúmen subía como la espuma y la paciencia de Mario se agotaba. ¡De mañana no pasa, les denuncio y punto!
Nervioso, decidió levantarse a tomar un vaso de agua y... ¡Será posible! Su tele estaba encendida. ¡Era su televisión la que sonaba a todo volumen!.
¡No podía ser! Estaba seguro de apagar todo antes de acostarse: tele, móvil, luces, radio...Rápidamente apagó la tele y volvió a la cama un poco mosca. Estaba bien seguro de haberla apagado antes de acostarse como hacía siempre. ¡Ahora sí que no podía dormir pensando en los fantasmas!
No podemos con la técnica: "Es más fácil recomendar "que se tenga paciencia" que tenerla" de Robert Browning.
Muy buen relato. A mí me ha pasado eso también con los vecinos, pero no eran fantasmas, y si lo eran estaban hechos de carne y hueso. Los fantasmas de verdad son mucho más respetuosos. Un beso.
ResponderEliminarHola Rita, je,je, eso creo yo que los fantasmas de verdad son más respetuosos, pero a veces los vecinos encajan mal las quejas. Besos.
EliminarDespués de descargar el trabuco del abuelo sobre mis vecinos y su asquerosa tele, me quede mucho más tranquilo y relajado. Mi conciencia bien, gracias.
ResponderEliminarBesos.
Ja, ja, Alfred, espero que hayas alejado de ti el trabuco del abuelo y no lo tengas que volver a usar. Abrazo.
EliminarMuy buena la frase y estupenda historia, no creo en los fantasmas pero si en los despistes. Abrazos
ResponderEliminarEstoy contigo Ester, bastantes fantasmas inventamos como para creer en ellos. Besos.
EliminarEso es verdad. Como también lo es culpar siempre a los demás. Besos
ResponderEliminarSí, Laura lo de culpar a otros se nos da muy bien. Un beso.
Eliminar¡Vaya vecino cercano, Mara!
ResponderEliminarJajajaja.
Je, je, Esteban, dormía en su casa y aún no lo había descubierto. Un abrazo.
EliminarHasta el gorro estarían los vecinos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y más allá seguro, Elio. ¡Ay la técnica! Pues no acabo de borrar la foto de mi perfil y no sé como. Saludos.
EliminarJajaja muy bueno. Es más fácil buscar la culpa en otro.
ResponderEliminarBesos
Mucho más fácil, Conxita, je, je. Un beso.
EliminarDurmiendo con el enemigo!!! jijiji
ResponderEliminarBesos Mara =)))
Je, je, Muy bien traído Liliana. Un besazo.
EliminarYo te digo una cosa, a mí en un hotel me pasaba eso, que por la noche se encendía sola la tv, también pasaban algunas cosas más un poco raríllas. Desenchufé la tele.
ResponderEliminarSAludos.
Umm... Manuela, eso ya asusta más. Desenchufar lo mejor. Abrazo.
EliminarMe ha hecho recordar lo que en la niñez nos paso a mi hermano y a mí, estando en el patio de la casa cuando paso una vecina por la puerta delantera escucho la televisión encendida. Pensando que estábamos viéndola nos fue a regañar pero la puerta estaba cerrada y al ir a entrar por el patio nos encontró allí.
ResponderEliminarLos culpables fueron unos gatitos que por entonces teníamos que jugando dieron en la llave de encendido del estabilizador que por entonces tenían las televisiones.
Saludos.
¡Menos mal que se encontró a los culpables! De buena regañina escapaste. Un saludo.
EliminarMe recuerda la canción de Alaska: la tostadora se ha vuelto asesina y la nevera no me puede ver...
ResponderEliminarSalu2, Mara.
Je, je, Dyhego, vaya comparación. Un saludo.
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