Es una abuela jubilada pero trabajadora como muchas otras. Tiene dos nietos. Uno Carlos, de un hijo que se le mató y le han dejado la custodia y otro de una hija, Pablo, al que cuida mientras la madre realiza su jornada laboral.
Ambos nietos se llevan sólo unos meses y tienen 14 años. Pero, mientras que Carlos es extrovertido y si le pillas en un renuncio no lo niega, Pablo es introvertido y ladino que aunque le estés demostrando delante de sus narices que ha hecho algo mal, él lo seguirá negando.
Hace unos días comenzaron a salir bichitos menudos como mosquitos de encima de un armario de la cocina que al estar en alto la abuela limpia muy de tarde en tarde. Se lo comentó a Pablo y éste le contestó: "No sé abuela, serán de alguna planta que tienes por ahí".
La abuela no dejaba de observar, cada vez salían más bichitos de encima de aquel mueble. Hasta que pidió a Carlos que cogiera la escalera pequeña y mirara qué había allí. Carlos obedeció también a él no le parecía normal aquello. Cuando subió a la escalera se tapó la nariz y soltó ¡hostiá! ¿Qué hay?, preguntó su abuela.
_Trae una bolsa y la escoba y ahora lo verás.
Allí había pequeños tetrabrik de zumo vacíos, envases sucios de yogures, bolsas vacías de patatas, restos de cucuruchos de helados... ¡Había sido obra de Pablo! Sólo entonces ante las pruebas, Pablo no pudo seguir negando la evidencia: "Bueno sí, abuela, alguna vez...
La mujer sí había notado que le faltaban algunos artículos de la nevera. Conocía a sus nietos y no les permitía que tomaran los zumos de dos en dos o los yogures... pero aquello la dejó sin habla.
Hay adolescentes y adolescentes: "La vida no es fácil para ninguno de nosotros. Pero... ¡Qué importa! Hay que perseverar y sobre todo, tener confianza en uno mismo" de Madame Curie.
¡Madre mía, estos chicos! Un besito.
ResponderEliminarbueno Rita, esta vez no fue muy grave. Un abrazo.
EliminarLos críos son impredecibles, se de una que escondía la merienda debajo del sofá y cuando la abuela lo retiró para limpiar encontró restos de bocadillos, ha crecido y es una mujercita. Seguro que Carlos y Pablo tambien creceran. Un abrazo
ResponderEliminarSí, Ester, el tiempo suele corar todas las diabluras adolescentes. Un beso.
EliminarVaya con el chico!
ResponderEliminarCada uno es diferente pero éste no es de los peores. Saludos.
Eliminar¡Ofú con el crío! Muy ingenioso no fue...
ResponderEliminarNo, Mari Carmen, trabajo para la abuela eso sí.
EliminarUn beso.
Tela con el muchacho un abrazo Mara.
ResponderEliminarMenos mal que las épocas se pasan. Lo peor es que se acostumbren a mentir. Un abrazo.
EliminarCandela pura los chicos adolescentes.
ResponderEliminarBesos,
Lo peor Sara, es que a veces no se sabe como tratarlos a esta edad. Abrazos.
EliminarGenial actual muy bueno tu texto
ResponderEliminarGracias RECOMENZAR, está sacado de la vida que me rodea. Un beso.
EliminarHay chavales a quienes se les ocurre cualquier cosa. Menos mal que las abuelas tienen mucha paciencia.
ResponderEliminarSAludos.
¡Qué remedio Manuela! Sin paciencia con adolescentes lo tienes todo perdido. Un abrazo.
EliminarLas abuelas perdonan todo a los nietos, debe de ser cierto que se quiere mas a los nietos que a los hijos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo siempre digo Helio, que primero los nietos hasta que crezcan pues los hijos ya están criados. Abrazos.
EliminarEsta abuela tiene con sus nietos dos polos opuestos.
ResponderEliminarLas mujeres siempre fueron trabajadoras pero poco reconocido su trabajo.
Saludos.
Así es Tomás, menos mal que no son los dos atravesados. Es verdad a las mujeres en general y a las abuelas en particular. Saludos.
EliminarBueno, ya no es que el chico hiciese lo que no le permitían, eso sería pasable hasta cierto punto... Pero que guardase los restos sobre un mueble permitiendo que floreciese toda una selva de gusanos, ya clama al cielo! Y más cuando le "dieron" un toque sobre el tema al aparecer los primeros bichos.
ResponderEliminarAlgo de caradura sí hay en el joven... Y sería conveniente "corregirlo" adecuadamente, pues por él solo no lo hará. Y más si se le da un tinte desenfadado al asunto.
Abrazo Mara.
Sí Ernesto, el hecho es una chiquillada, pero la mentira hace que se pierda la confianza en ellos y eso es peor. Una seria advertencia sí que procede, que de muchachos se va para mayores.
EliminarAbrazos.
Hay abuelas maravillosas, lindo texto, saludos
ResponderEliminarAy, la adolescencia, qué etapa más difícil.
ResponderEliminarSalu2, Mara.