La foto de un gato negro en el blog de H. Fraile, me ha dado pie para escribir la entrañable historia de un pequeño gato negro.
Mi amiga Trini tiene un hijo, Fran, de 27 años que acabó de hacer un curso de maquinista en Madrid y actualmente está haciendo las prácticas. Hace unos dos meses al llegar el tren a la terminal, oyeron el maquinista y él un sonido apenas audible. Fran se acercó al lugar y vio una manchita negra, un gatito de apenas 100 gramos de peso. Lo cogió en su mano y se lo llevó.
Apareció en su casa con una caja. Trini tendía la ropa y oyó decir a su hijo: Aquí te traigo a Feve. Su madre se giró, lo miró y soltó: Sí, la máquina del tren en una caja de zapatos. Se acercó y abrió la caja. Allí había un par de zapatillas de invierno acolchadas y en una de ella algo negro diminuto hecho una bolita, se movió algo y su madre apartándose soltó:
_¡Ah, no, un gato no, ya sabes que a mi no me hacen gracia los gatos y menos con las dos perritas ya sabes que los gatos y los perros no se llevan bien.
_Bueno mamá, no ves lo pequeño que es, seguro que se muere.
_Te digo que yo no quiero gatos y lo sabes, además los gatos negros dicen que traen mala suerte.
_¡Chorradas! Voy a estar sin viaje dos días así que lo cuidaré.
_Sí, dos días y después qué, que no, que no.
Fran dijo que iba a consultar con la veterinaria de las perritas y salió del piso. Su madre miraba al animalito y no podía creer que algo tan pequeño pudiera salir adelante. Después de más de una hora apareció Fran con toda la parafernalia: Un pequeño nido, una mantita, un biberón que parecía de muñecas, medicamentos, vitaminas especiales . . . Cogió al gatito con mimo e intentó darle el biberón, su madre se lo quitó de las manos. ¡Déjame que no tienes ni idea!
Por la noche el bebé gato parecía que lloraba. Fran se levantó y detrás de él su madre en camisón para darle el biberón al gato. ¡Tres veces en la noche salieron los dos de la cama para atender al minino! Pasaron los dos días y Fran se tenía que ir.
_Quédatelo mamá por lo menos unos días.
_Que no, que no, necesita mucho tiempo. Además sin transportín ¿Cómo lo voy a llevar a la tienda?
_Por eso no te preocupes ahora mismo voy a por uno. Por favor, por favor...
Ocurrió lo que Fran esperaba. ¿Dónde iba a ir él de un tren a otro con el gato? En cuanto Fran cerró la puerta su madre corrió a coger la mantita del gato y a dársela a oler a las perras que la olfateaban una y otra vez. Luego dejaba que se acercaran a él curiosas. ¡Lo consiguió en un tiempo record! La perra mayor lo empezó a lamer como si fuera un perrito. ¡Lo dejaba hecho un cristo cada vez que lo hacía! El gatito subió como la espuma.
Ya sabréis por qué se llama Feve. Lo habéis acertado, porque Fran lo encontró en la línea Feve de Renfe León-Bilbao.
Lo más curioso es que ahora Trini, a mediodía, cuando saca a sus perritas, saca a Feve, ¿Cómo? Con un arnés como a las perrinas. Es la primera vez que veo un gato que admita ir atado, pero Feve, como así ha sido desde tan pequeño, se debe creer que es un perrito.
¡Me encanta Feve y su nombre!: "La gente que realmente aprecia a los animales siempre pregunta sus nombres" de Lilian Jackson Braun.
¡Ay, que bonita historia...!
ResponderEliminarAdemás, ligada al "Viejo Caballo de Hierro", como le llamó Carlos Bacigalupe en su libro. Aunque ya la máquina no se la misma, hay un halo de nostalgia
bella al verle aparecer en la vía cuando pasa por Guardo. Ese tren está ligado a mis recuerdos de niñez y adolescencia.
Ese chico y su madre, un ejemplo de amor por los animales.
Una historia entrañable querida Mara.
Dales un abrazo de mi parte.
Y otro para ti.
¡Qué bonito! Maripaz que Carlos B. le llamó "Viejo caballo de hierro". El tren siempre nos trae recuerdos, la mayoría alegres. Se lo daré.
EliminarBesos.
El más pequeño gato es una obra maestra.
ResponderEliminarAsí es, Frases Bonitas, cualquier ser vivo es una obra maestra. Me encantan tus frases. Te sigo. Un abrazo.
EliminarUna bonita historia que me recuerda el día que se presentaron mis hijas en casa con una pequeña gatita, en principio les dijimos que no podía ser, pero fue.
ResponderEliminarLa trataban como una bebe, le daban comida y alguna golosina, en poco tiempo era como una mas de la familia, doce años después mis hijas se habían casado y la gata se quedó en casa, vivió diecinueve años.
Un abrazo.
Así es casi siempre ante los hijos, Helio, al final terminamos claudicando. ¡19 años! Se ve que la cuidabais muy bien.
EliminarAbrazos.
Me conmovió tu historia, amo a los gatos y me recordaste a lo que ocurrió en mi casa, el año pasado mi hijo trajo un gatito muy pequeñito, de cuarenta días, todo blanco y lo llamó Romeo, mi perra, una pastor alemán lo adoptó enseguida como su bebé, mi hijo unos meses después se mudó pero Romeo se quedó conmigo porque lo adoro, gracias por la emoción de tu historia, buen fin de semana, un abrazo! Patricia F.
ResponderEliminarHola Patricia. La verdad es que hasta los animales se conmueven ante un pequeño animal desvalido. Al final Romeo te da una gran felicidad gracias a tu hijo.
EliminarAbrazo grande.
Más tardó en decir que no lo aceptaría, que en aceptarlo. Y en convertirlo en un miembro importante de la familia. Prwciosa historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, Sara, está visto que los hijos consiguen lo que quieren y más ante un animalito así.
EliminarUn beso.
Una historia entrañable :))
ResponderEliminarUn besito.
Hola Carmela, así me lo pareció a mí. Sobre todo me encantó el nombre por el motivo que fue. Un abrazo.
EliminarPrecioas y tierna historia la Feve. Hemos adoptado hace poco a Negri un gatito callegero, para que haga compañía a Nela. Teníamos dos gatos, pero han desaparacido.Tendo unos amigos que sacan a Perla su gata tambien con un arnés
ResponderEliminarhttp://asimegustaelmundo.blogspot.com/2021/09/negri-nuevo-companero-para-nela.html
Gracias por contarla.
Buen fin de semana.
Un abrazo.
Hola Laura. Espero que Negrín no le vaya. Mi hija quiso ponerle un arnés a una de sus gatas y fue imposible. Creo que lo aceptan si se le coloca desde pequeños. Un beso.
EliminarAlgo me decía que este articulo al ver el titulo tenía relación con el viejo tren hullero pero no de esta forma.
ResponderEliminarEn casa hemos tenido perros y gatos al unísono y tuvieron buenas relaciones. Recuerdo una perra que en una ocasión la dejamos un gato recién nacido lo cogió tal como si seria un cachorro y nos costo coger de nuevo de lo guardado que lo ponía.
Saludos.
A mí cuando me dijo mi amiga el nombre ya me cayó super bien. La verdad es que el instinto de las hembras ante un ser indefenso suele ser maternal.
EliminarUn abrazo.
Qué bonita historia. La mayoría de los gatos tienen bonitas historias de vida.
ResponderEliminarBeso Mara
Sí, MalquE, sobre todo en estos tiempos en los que se respeta más a los animales. En mi infancia a veces, sobre todo los niños, eran muy crueles con los animales en general.
EliminarUn abrazo con mucha energía.
Me encanta la historia de Feve y el nombre es perfecto, lo mismo ocurrió con nuestra perrina Duda y el gatín Ubuntu, por cierto también es negrín.
ResponderEliminarBesines utópicos.-
Hola Irma. Ese nombre en León nos suena muy bien y a mí me pareció perfecto.
Eliminar¿Duda? ¿Será que teníais dudas sobre su sexo?
Besines otoñales.
Hola Mara, la historia es preciosa y me encanta, yo también tuve un gato Yesu se llamaba, ya me imaginaba que el nombre tenia algo que ver con los trenes:), sabes?, hace muchos años había una chica en la finca de enfrente que tenia un gato y también lo sacaba a la calle a pasear con un arnés, hace mucho que no la veo, debe de haberse mudado, pero era muy curioso verla con el gato por la calle.
ResponderEliminarBesos.
Hola Piruja. Sí, el nombre no pudo ser más adecuado. Mi hija le quiso poner un arnés a una gata y no hubo forma. Claro que ya no era una bebé. Un beso.
EliminarMe ha encantado la historia. De pequeña en casa siempre teníamos gatos. También recuerdo de haber llevado un gato pequeño que me encontré abandonado en una calle, ahora ya no lo tengo porque habito en un piso.
ResponderEliminarBesos
Hola Antonia. En mi casa de pequeña también los hubo, pero le hacíamos poco caso, la verdad. Al ser una casa andaban libres. Hay muchas personas que los tienen en pisos y claro están más mimados.
EliminarUn beso.
que bello lo que has escrito lleno de humanidad y de cosas lindas Hace tiempo que no te veo pero veo que s bien y feliz
ResponderEliminarbesosssssssssssssssss
Hola Mucha. Gracias. Te buscaba en RECOMENZAR sólo hay una foto. Y te veo en Retazos, te visitaré.
EliminarAbrazo grande.
Hermosa historia, además lo del gato perruno tiene su gracia. ;)
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues sí Alfred, se ve que los animales desde pequeños es fácil adaptarlos.
EliminarAbrazos.
Mara:
ResponderEliminaren mi casa también hay un gato. Los prefiero a los perros, que no me gustan nada de nada.
Salu2.
En mi casa no hubo siempre gatos y perros ahora no tengo ni gatos ni perros pero no alzaré mucho la voz porque los hijos los tienen y temo que en cualquier momento me endosen alguno.
EliminarUn saludo.
Hola Mara!
ResponderEliminarVuelvo por tu casa y me encuentro con esta historia entrañable,a pesar de que veo que has publicado más entradas, me he querido parar en esta que es muy tierna... yo tengo un golden y un pequeño gatito mimoso como solo el,se criaron juntos y no sabes como juegan, siempre duermen juntos, el uno al costado del otro,y aunque nunca he visto un gato con arnés y paseando de la mano de su dueño, al final, los animales son como los niños, según los eduques, así serán !
Un abrazo y volveré
Toda la razón A. si se les acostumbra desde pequeños, los animales se quieren y conviven muy bien.
ResponderEliminarGracias por tu visita. Un abrazo.