sábado, 22 de diciembre de 2007

En el Crucero






¡Yo soy!





Como sombra, contemplo la "fuente raquítica", (al mirarla lo comprenderéis) parece un... quiero y no puedo, unos chorritos de agua que sólo se ven de cerca.

Dos ancianas salen del Centro Cívico y se paran a charlar. Yo supercuriosa me acerco:

_Mira hija ya es mala pata, mi hija y mi yerno con el hotel y todo dispuesto para irse de vacaciones a Torremolinos y voy yo, y me pongo malísima, malísima que me tuvieron que ingresar y todo. Los médicos no supieron si fue una angina de pecho o un infarto pero el caso fue que no se pudieron ir. ¡Ya el año pasado me pasó lo mismo!

_¿No sería un ataque de histeria? Como decían antes "que estás histérica". No te parezca mal pero a mi marido el año pasado le pasó lo mismo. Me iba a ir yo con mi hija y mis nietas a Mallorca y le dió "un ataque de ansiedad" ahora como también les da a los hombres le llaman así. ¿A que nunca oíste antes que un hombre estaba histérico?. Pero eso fue, que se puso histérico pensando que se quedaba sólo... y eso que él había dicho que no quería ir, pero ya sabes... como el perro del hortelano... No te parecerá mal que te lo diga así a las claras.

_No, no pero lo mío fue muy grave, muy grave.


Yo las vi marchar despacito mientras recordé una frase que alguien dijo: "La vejez es por sí misma una enfermedad".




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