¡Yo soy!
Como sombra tomo el sol sentada en la escalinata de la iglesia de Renueva.
Dos jóvenes sacerdotes aparecen casi a la vez, uno sube hacia el templo, tranquilo mientras el otro baja hacia él apresurado. Como se encuentran a mi altura no necesito moverme de donde estoy. Me llama la atencion que a pesar de su juventud ambos llevan sotana. El que bajó del templo que parece el mayor, espeta al otro:
_Te estaba esperando, te tienes que marchar , ya lo he hablado con el obispo, mañana te espera un helicóptero en Camposagrado, las familias empiezan a murmurar. Esa mujer está casada y a punto de dar a luz, no puedes estar aquí para cuando tu hijo nazca, lo sabe todo el mundo, bueno todo el mundo... él sigue sin sospechar de su mujer. Pero ese niño debe criarse en una familia católica normal. Esta ciudad es pequeña y el escándalo dañaría mucho la imagen de la iglesia.
_Está bien hermano, lo que nuestra Santa Madre Iglesia ordene...
Ambos se funden en un abrazo, uno sube la escalinata y el otro la baja pensando... Es lo mejor que me ha pasado en la vida.
Yo sigo sentada y pensando en el aún no nacido...¿Llegará a ser sacerdote como su padre?. Antiguamente los hijos ilegítimos no tenían derecho. ¡Claro que éste será legítimo!
Como me encantan las frases célebres, recordé:
"Roma ha hablado, la causa ha terminado". Es de San Agustín, padre de la Iglesia.
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