¡Yo soy!
El Sábado Santo por la noche, mi sombra, se fue a "matar judíos", con perdón, (a tomar limonada) por el Barrio Húmedo, con dos chicos argentinos y su amiga española que les comentó:
_Ahora, antes de ver el Desenclavo, vamos a "picar" algo.
_¿Qué vamos a picar? ¿Vos tenés que trabajar, acaso? _comentó uno de ellos.
_¡No!, ¡No! _risas_aquí decimos picar a entrar en los bares a comer un poco de todo: tortilla de patata, chorizo, jamón, cecina de León...
_¡Ah, no! exó debería de estar prohibido acá, comer cecina de león, un animal protegido... _dijo el segundo. Mientras el primero negaba con la cabeza indicando que tampoco él la comería.
_¡Me parto de risa con vosotros! _dijo la leonesa sin parar de reír_ ¡Que no es cecina de león, sino de aquí de nuestra tierra, de León!.
Yo también me reía en silencio mientras pensaba en una frase de nuestro Cervantes:
"Los cuentos, unos encierran la gracia en ellos mismos, otros en en el modo de contarlos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario