¡Yo soy!
Le escucho. Sigue ahí a pesar del frío. El sonido de su órgano se oye en casi todo el paseo. A veces dan ganas de ponerse a bailar al son de su música.
Tiene el recipiente de las monedas, sobre una gran caja de cartón para que las personas no tengan que agacharse. Como aquella viejecita de ayer que después de inclinarse, tuvo que hacer un esfuerzo para incorporarse. ¡Así está mejor!
Tres "marujas" se acercan, una de ellas comenta:
_¿Le echamos algo? ¡Me da pena con este frío!
_Yo no llevo calderilla _responde la que va a su lado.
_¡Anda, toma, dale un euro que ya casi estamos en Navidad! _replica una tercera.
El músico da las gracias y sigue moviendo sus manos. Algunas personas cuando lo descubren evitan pasar por su lado. Yo también me alejé pensando... ¿Cuál será su historia?
Jorge Luis Borges me dio la respuesta: "La historia universal es la de un solo hombre"
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