¡Yo soy!
Tiene unos treinta años. Entra en la consulta ginecólogica. Desde la sala de espera se oyen sus palabras muy claras:
_¡No pienso moverme de aquí hasta que ustedes me den la píldora! !Quiero abortar! _baja la voz y sigue en un tono algo más sosegado:
_Tengo un hijo y lo que más deseo en esta vida es tener otro, pero por mi enfermedad, tomo muchos medicamentos. Me han dicho que debo dejar la medicación por lo menos un año antes de quedarme embarazada.
_Aquí traigo el documento que acredita que las posibilidades de que mi hij@ salga mal son del 99% y no estoy dispuesta a tenerlo.
_Me quedan tres días de plazo. He ido de un lado a otro, de una consulta a otra y ya no puedo más. ¡Si usted es objetora, que me la dé otro médico!
Otro médico entró en la sala y salió acompañado de la joven. Siguieron pasillo adelante en silencio y entraron en otra sala. De nuevo volvió a pasar la joven, que se dirigió tranquila a la puerta de salida del centro hospitalario.Soy antiabortista pero nunca me he visto en esa tesitura. Alguien dijo que cuando se cura una gran herida, siempre queda una llaga.
A mi mente de sombra llega una frase: "Allí donde reina la lucidez, la escala de valores resulta inútil" de Albert Camus.
Con un riesgo del 99% creo que está en su derecho. Aunque no dejo de pensar a la hora de tomar la decisión de unos padres´. Saludos María
ResponderEliminarSe tiene que pasar fatal en una situación así. Chao.
ResponderEliminar