¡Yo soy!
Lleva veinte años trabajando para la misma familia. Incluso el matrimonio (ambos del OPUS, él doctor en ejercicio y ella abogada sin ejercer) le consultó cuando pensaron en tener a su tercer vástago:
_ "Si usted, Nati, (siempre la tratan de usted) piensa seguir con nosotros tendremos un tercer hijo de lo contrario no iremos en su busca". Nati ante tanta solemnidad se quedó un poco cortada: "Yo... de momento quiero mucho a los niños y por supuesto que quiero seguir con ustedes".
La pareja tuvo a su tercer retoño, una niña. Nati la cuidó como a los otros dos: Ella vigila a los niños, limpia, cocina, los lleva al parque... Incluso les ayudó con los deberes de pequeños, hasta que se negó porque ya no sabía como solucionar sus problemas y ejercicios.
Hace unos días Nati se llevó un gran disgusto. La señora le dijo que con la nueva ley, ya no le iban a abonar las dos pagas extraordinarias puesto que ya le pagaban más de lo que la reciente ley estipula. Además ella tendría que pagar la mitad de la cuota a la Seguridad Social.
A Nati casi le da algo. ¡Después de veinte años! Cuando llega a dormir a su casa, único espacio de tiempo que no dedica a esa familia, que tenía como suya, llora angustiada. Sabe que a la "chacha" del 3º le ha dicho su señora que van a prescindir de ella porque ya es mayor, tiene su edad, 47 años. Hasta el momento no le han encontrado sustituta, pero sabe que buscan una más joven para darle un sueldo mínimo. Piensa con tristeza que quizás tenga que buscar una nueva familia.
A la mañana siguiente ya en su trabajo, la hija menor del matrimonio a la que quiere como a una hija, le dice que sus padres han tenido una gran bronca por ella: "No te preocupes, mi padre y yo te apoyamos y seguirá todo como hasta ahora".
Nati continuará en la casa, pero sabe que ya nada será lo mismo. Ha adelgazado dos kg y tendrá que seguir aguantando a la "señora" que es ahora con la que más convive. ¡Cada vez la tiene más atragantada!
Piensa en sí misma, en su familia, en los tiempos que corren y... se resigna: "La resignación es un suicidio diarios" de Píndaro.
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