¡Yo soy!
Mi sombra ha ido al número 18, de Ordoño II, a realizar el examen psicotécnico para renovar el carnet de conducir. Entre varias personas que esperaban, me llamó la atención un señor muy mayor que entró detrás de mi con su mujer, supuse. Al decirles: ¿qué desean? fue él quien habló:
_Vengo a sacar el carnet de conducir.
_Bueno, a renovarlo _comentó la señorita de recepción_ ¿trae la foto? _encogida de hombros por parte del anciano_ no se preocupe que se la hacemos aquí. Mire, firme aquí en esta pantalla, aunque aquí no ve nada, sí saldrá su firma en la pantalla del ordenador.
_No, no veo lo que escribo.
_Es igual sale ahí. ¿la ve? __señala la pantalla del ordenador. Ahora, firme aquí y señale tres cruces, una en cada cuadrito (son tres apartados de información para el consumidor), el viejo firma y pregunta:
_¿Dónde tengo que poner las cruces?
_No se preocupe que ya se las pongo yo _dice la recepcionista_ ¿Sigue viviendo en el mismo sitio? El anciano mira para su mujer que afirma que sí con la cabeza. _¿Un teléfono de contacto?
_Es que yo de memoria... ella sí _vuelve a mirar para su mujer que le dice el número. Se sientan a esperar a mi lado y él le comenta a su costilla:
_No sé si no tendré que ir otra vez al masajista, siento unos apretones aquí _se señala el hombro. Su mujer le contesta:
_Pero primero al médico para que te los recete. no lo vas a pagar tú.
Mi sombra pensó: ¿Estará este abuelo en condiciones de conducir un coche? Me hubiera gustado saber el resultado de la prueba.
Sentí tristeza al escucharle: "Un instante más y habrás olvidado todo, otro, y todos te habrán olvidado" de Marco Aurelio.
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