jueves, 9 de enero de 2014

¡¡Hiperpenes!!





¡Es tan hermoso San Petesburgo, sus palacios, sus puentes levadizos, sus canales..., que estando allí, mi sombra, no pasó por su museo erótico. ¡Es tan grande el Hermitage! y tan interesante lo que contiene que no hubo tiempo para visitar más museos. 

El día 28 de diciembre, leí la noticia: En un museo erótico de la ciudad que un tiempo se llamó Leningrado, se guarda nada menos que "el pene más grande de la Historia" ¡Será una inocentada!, pensó mi sombra, pero no, por lo visto allí se guarda el falo de Rasputín que según parece estaba bien dotado sexualmente. No creo que se hayan hecho millones de comparaciones de vergas para decir que es la de mayor tamaño de la Historia, pero... Inocentadas aparte,  esta noticia trajo a mi mente de sombra una historia real relacinada con el tamaño del miembro viril. 

Conocí a un hombre, Armando, al que nunca vi desnudo. Era un minero guapo y apuesto físicamente. Cuando él y sus compañeros teñidos de negro, finalizaban la jornada de trabajo en la mina, iban derechos hacia las duchas a dejar que el agua arrastrara el negro carbón de su piel. Allí, bajo el agua desnudos, los compañeros mineros de Armando, se asombraban del tamaño de su instrumento: ¡¡Qué cabrón vaya polla!! 

Según ellos ¡Era descomunal! si esta palabra se puede aplicar a un miembro humano. Le más curioso fue que la mujer de Armando se separó de él por estar superdotado sexualmente. Sí, el órgano masculino de su esposo era tan grande que el daño que sufría al hacer el amor con él era mayúsculo. Me contaron que para hacer el amor, Armando enrollaba una toalla alrededor de su pene, para que la penetración no fuera tan dolorosa, pero aún así, su mujer en vez de disfrutar, sufría, hasta el punto de no desear tener relaciones íntimas con su marido. Su separación de mutuo acuerdo sólo tuvo un motivo. ¡El tamaño de su cipote! A veces el tamaño sí importa.


Lógicamente Armando se sentía orgulloso: "Ninguno ama a su patria porque es grande, sino porque es suya" de Lucio Anneo Séneca.



2 comentarios:

  1. La historia es curiosa, pero la cita es de lo más cierto; cuando uno quiere a su patria o a su padre es porque es suyo. Pero también hay quién no quiere a su padre, a su madre o a su tierra!!!

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  2. ¡Cuánta razón, Enrique! cada vez más voces se alzan en contra de esta patria. Alguien dijo: "Pueblos pequeños mentes pequeñas". Saludos.

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