El trabajo de Tirso, distribuidor de piezas mecánicas delicadas, le hace viajar constantemente por toda España. Desde que sale de su piso de alquiler, en sus viajes, sólo añora regresar a él para estar con Loli, su pareja. Siente que su trabajo les está separando.
Llevan ocho años juntos y Tirso la quiere como al principio. A Loli la nota rara, como ausente. No le pregunta piensa que a él... siempre le cuesta expresar lo que siente. Loli tuvo unos días de descanso en Semana Santa y Tirso le pidió que lo acompañara en uno de sus viajes a Sevilla puesto que ella no conoce la ciudad. Loli le dijo que prefería pasar unos días de descansó con su familia y no insistió.
Paseando en solitario junto a la Giralda recordó que no había intentado convencerla para disfrutar juntos del viaje. Su mayor alegría habría sido pasear con Loli a su lado por esa preciosa ciudad en esta época del año con olor a jazmín y azahar pero... no se le daba bien expresar lo que sentía. Volvió a decirse que seguía enamorado de su pareja a pesar de que ultimamente no estaba muy seguro de que sus sentimientos fueran correspondidos. Notaba a Loli distante. Por eso cuando una gitana se le acercó para echarle la buenaventura a cambio de unos euros. Ensimismado en sus pensamientos no le hizo caso. No era de esas personas que creen en adivinos y videntes, al contrario los detestaba.
Pero la gitana seguía insistiendo machaconamente que le diera su mano, siguiéndole en su paseo. Al final no supo si por timidez, por quitársela de encima o por tomar a broma lo que pudiera decirle aquella mujer; lo cierto es que la cíngara le cogió la mano y no tuvo valor para retirarla, así que, la escuchó.
Le dijo, supuso, lo que le diría a todo el mundo: que tenía un cargo importante, que había una mujer morena, que iba a vivir hasta los 91 años, que le iba a tocar la lotería... y por último: ¡Un hombre alto y cercano a ti, te está haciendo "malaje"! Sonrió con lo de los años y la palabra "malaje" se le grabó en su mente. Por fin se marchó agradecida la gitana con la propina que le pidió y lo del "malaje" ... siguió dándole vueltas en su cabeza a pesar de la sonrisa que asomaba cada vez que la escuchaba mentalmente.
Al regreso de su viaje a la capital andaluza, sobre el mostrador de la cocina encontró el libro que Loli le había regalado recientemente y sobre él una nota: "Es mejor que nos demos un tiempo". La llamó por teléfono y hablaron, no mucho, a él no se le daba bien hablar de lo que sentía, pero sí lo suficiente para saber que él ya no era el único en el corazón de Loli.
Abrió el libro: "Las tres bodas de Manolita" y en la primera página en blanco bajo la dedicatoria: "Para Tirso, el hombre bueno y callado con el que convivo. Con todo el cariño de Loli"; escribió con grandes letras "MALAJE".
A veces ya sabemos lo que alguien nos dice adivinar: "Hay sólo tres cosas a hacer con una mujer. Se puede amarla, sufrir por ella, o convertirla en literatura" de Lawrence Durrel.
Muy bello. Sobre todo el párrafo final me ha encantado.
ResponderEliminarSaludos y gracias por tu visita.
Gracias Rafa por tu comentario. Un saludo.
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