jueves, 24 de abril de 2014

¡MALAJE!





El trabajo de Tirso, distribuidor de piezas mecánicas delicadas, le hace viajar constantemente por toda España. Desde que sale de su piso de alquiler, en sus viajes, sólo añora regresar a él para estar con Loli, su pareja. Siente que su trabajo les está separando.

Llevan ocho años juntos y Tirso la quiere como al principio. A Loli la nota rara, como ausente. No le pregunta piensa que a él... siempre le cuesta expresar lo que siente. Loli tuvo unos días de descanso en Semana Santa y Tirso le pidió que lo acompañara en uno de sus viajes a Sevilla puesto que ella no conoce la ciudad. Loli le dijo que prefería pasar unos días de descansó con su familia y no insistió.

Paseando en solitario junto a la Giralda recordó que no había intentado convencerla para disfrutar juntos del viaje. Su mayor alegría habría sido pasear con Loli a su lado por esa preciosa ciudad en esta época del año con olor a jazmín y azahar pero... no se le daba bien expresar lo que sentía. Volvió a decirse que seguía enamorado de su pareja a pesar de que ultimamente no estaba muy seguro de que sus sentimientos fueran correspondidos. Notaba a Loli distante. Por eso cuando una gitana se le acercó para echarle la buenaventura a cambio de unos euros. Ensimismado en sus pensamientos no le hizo caso. No era de esas personas que creen en adivinos y videntes, al contrario los detestaba. 

Pero la gitana seguía insistiendo machaconamente que le diera su mano, siguiéndole en su paseo. Al final no supo si por timidez, por quitársela de encima o por tomar a broma lo que pudiera decirle aquella mujer; lo cierto es que la cíngara le cogió la mano y no tuvo valor para retirarla, así que, la escuchó. 

Le dijo, supuso, lo que le diría a todo el mundo: que tenía un cargo importante, que había una mujer morena, que iba a vivir hasta los 91 años, que le iba a tocar la lotería... y por último: ¡Un hombre alto y cercano a ti, te está haciendo "malaje"! Sonrió con lo de los años y la palabra "malaje" se le grabó en su mente. Por fin se marchó agradecida la gitana con la propina que le pidió y lo  del "malaje" ... siguió dándole vueltas en su cabeza a pesar de la sonrisa que asomaba cada vez que la escuchaba mentalmente. 

Al regreso de su viaje a la capital andaluza, sobre el mostrador de la cocina encontró el libro que Loli le había regalado recientemente y sobre él una nota: "Es mejor que nos demos un tiempo". La llamó por teléfono y hablaron, no mucho, a él no se le daba bien hablar de lo que sentía, pero sí lo suficiente para saber que él ya no era el único en el corazón de Loli. 

Abrió el libro: "Las tres bodas de Manolita" y en la primera página en blanco bajo la dedicatoria: "Para Tirso, el hombre bueno y callado con el que convivo. Con todo el cariño de Loli"; escribió con grandes letras "MALAJE".


 A veces ya sabemos lo que alguien nos dice adivinar: "Hay sólo tres cosas a hacer con una mujer. Se puede amarla, sufrir por ella, o convertirla en literatura" de Lawrence Durrel.



2 comentarios:

  1. Muy bello. Sobre todo el párrafo final me ha encantado.

    Saludos y gracias por tu visita.

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  2. Gracias Rafa por tu comentario. Un saludo.

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