La chavala de unos diez años fue a casa de Rafaela a por una docena de huevos. La casa de Rafaela hacía rincón con otra. Parecía, mejor dicho, era la más cutre, la más pobre y la más sucia del barrio. Tenía a la calle unas grandes y viejas puertas de madera y por un lado unos ventanucos que daban a la bodega. Según entrabas en ella, el corral se abría en abanico y las cagadas de las gallinas abundaban por doquier, junto con paja, hierba y boñigas.
La rapaza abrió una de las portonas y entró llamando a Rafaela que le contestó desde la bodega y le dijo que bajara. La criatura bajó por unos oscuros escalones de piedra. Sólo al llegar abajo la débil luz de una bombilla alumbraba la estancia de tierra, con muchos trastos y rebuscando entre ellos estaba su dueña.
La muchacha dijo a Rafaela a qué venía y se quedó curioseando con su vista la gran cantidad de "telares" que allí había. Sus ojos se pararon en dos cestos de los que vendían y hacían las gitanas con dos tapas que se abrían hacia arriba, junto al asa. Uno de ellos supuso que como otras veces estaría repleto de huevos aunque sus tapas no dejaban ver su contenido. El otro tenía una tapa levantada y le llamó la atención lo que contenía, así que le dijo a la dueña.
_ Rafaela, ahí en ese cesto tienes unos papeles escritos.
_ Sí, hija sí, contestó Rafaela, son "obligaciones" de unos ladrones hija, que son unos ladrones.
La chica llegó a casa dándole vueltas a la palabra y le soltó a su madre:
_ Mamá, ¿los ladrones tienen obligaciones? Su madre la miró sorprendida y le contestó:
_ Las mismas que nosotros, no robar, sólo que no las cumplen.
_ Es que _quedó un tanto pensativa_ Rafaela tenía en un cesto muchos papeles escritos muy limpios y me dijo que eran obligaciones de unos ladrones. Su madre sonriendo la sacó de dudas.
_Esas obligaciones son de dinero que le han pedido a Rafaela y a su marido. Ellos, se lo prestaron a algunas personas y esas personas no se lo han devuelto como pone en los papeles que firmaron con la obligación de devolvérselo, por eso les llama ladrones porque se quedaron con el dinero de Rafaela y no se lo devolvieron. La verdad es que... vivir como viven teniendo dinero...
La niña quedó pensativa y dijo como para sí: Pues había muchos, muchos de esos papeles en el cesto.
Aún habiendo intereses de por medio: “No des a nadie lo que te pida, sino lo que entiendas que necesita; y soporta luego la ingratitud” de Miguel de Unamuno.
¡uy! esa ultima frase si que me ha gustado :)
ResponderEliminarse la enviare a unos cuantos jaja
saludos
Así es Susy, de ingrat@s está el mundo lleno. Un abrazo.
EliminarNo conocía ese dicho, pero le viene bien a más de uno que yo me sé...
ResponderEliminarSalu2.
Se ve que Unamuno también tenía a su lado personas un tanto desagradecidas o pedigüeñas. Un saludo.
EliminarUn broche de oro con la frase de Miguel de Unamuno, y un texto para pensar antes de mover el dinero. Abrazos
ResponderEliminarEra grande Unamuno, Ester, y sí el dinero hoy ni en los bancos está seguro. Un beso.
EliminarPara pensar yo también voy a compartir la frase de Unamuno. un abrazo Mara.
ResponderEliminarMe parece estupendo él sabía bien de quien hablaba. Besos.
EliminarVaya historia!
ResponderEliminarBesos.
Alfred, una historia muy real porque fue mi hermana, de niña, la protagonista. Abrazos.
EliminarAl crecer "la chavala" no olvidará la experiencia,
ResponderEliminarapreciada Leonesa.
Pues no Esteban, como le dije a Alfred, fue mi hermana que no hace mucho la contó en una comida. Lo de "chavala" y "rapaza" en el pueblo era lo normal para nombrar a las adolescentes. Un abrazo.
EliminarTriste, confiar, fiar, y no recibir nunca lo correspondiente a ese gran favor.
ResponderEliminarHoy me cae de perlas la frase de Unamuno... dí lo que una persona que consideraba amiga necesitaba y se indignó porque no era lo que quería que le diera. Aunque agradezco saber que no era mi amiga, me pesaba su ingratitud.
Un abrazo de anís.
Triste Sara, pero sirvió para que te dieras cuenta de que no era tu amiga. Pues si encima de la ayuda se indigna, no la merece. Un beso.
EliminarNo recuerdo bien ese dicho el cual creo dice "Si por fiar tengo amigos y por cobrar los pierdo mejor no tenerlos".
ResponderEliminarPor lo que nos cuentas esta señora no parecía tener dinero lo cual aparentaban quien se lo debían.
Me hizo recordar algo que escuche en el pueblo relacionado con pedir algún producto a la vecina para salir del paso. Lo que escuche fue que una señora manda al hijo en casa de una vecina que se llamaba Barbara y tenía su genio. Al niño le pareció un insulto y decidió llamarla "bruta" que era menos o le parecía. Al llamar la señora que se encontraba en el piso superior baja refunfuñando las escaleras pero no llego a ver quien fue.
Explicado por parte del niño el porque de no traer el encargo debió ir la madre y se lo debieron reír bien.
Saludos.
Me encanta el dicho Tomás. Lo del niño es muy divertido. Los niños lo toman todo al pie de la letra. Un abrazo.
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