jueves, 23 de noviembre de 2017

Hierbaseca




 A Hierba le encantaba su nombre. Nunca había conocido a nadie con ese nombre, conocía a una Prado inteernauta, pero a nadie que se llamara como ella. Su carácter era un tanto brusco y seco. Hablaba poco y contestaba con  monosílabos o a lo sumo con palabras bisílabas: sí, no, ya, quizás, puede... ¡Rara vez se mojaba!. Por su forma de ser, desde adolescente la llamaban Hierbaseca. Trabajaba en una fábrica de vehículos, fue allí donde conoció a su pareja y pronto se fueron a vivir juntos a pesar de su juventud. En ese momento él tenía 20 años y ella 19. Trabajaban a turnos diferentes, ella en el turno de mañana y él en el turno de tarde, por lo que sólo compartían las noches y los fines de semana. Parecían felices. A los cinco años de convivencia surgió un problema inesperado. Tenían embarazo a la vista. Siempre habían pensado en tener hijos pero les pareció demasiado pronto. Ambos estuvieron de acuerdo en que era mejor abortar.  A raíz del aborto, en el que ella estuvo unos días especialmente triste, decidieron casarse y se fueron de viaje de novios a Cancún. Al año siguiente volvieron al Caribe.

Un sábado Hierbaseca se fue de compras y después de dos horas, apareció un taxi ante la puerta con lo adquirido. Un carrito de bebé con todos los accesorios: capazo, masicose, saquito, mochila portabebé... La sorpresa de él fue mayúscula. ¡Pero si ni siquiera estás embarazada! Sí, pero pronto lo estaré. Pasaron siete años más y el bebé no venía. Un día Hierbaseca comentó muy triste que en vez de llamarle Hierbaseca ahora la llamarían Vientreseco. Su obsesión iba en aumento, tanto que él para distraerla le compró un perrito.

La gente empezó a mirarla raro. Todas las tardes ponía al animal en el carrito de bebé y paseaba horas con él llamando la atención de los transeúntes para mostrarles a su pequeño. Los que la conocían al verla cambiaban de acera. ¡Está loca!

Hoy, en el jardín del psiquiátrico, Hierbaseca está sentada en el banco blanco, su preferido, meciendo el carrito vacío. 

Hay marcas imborrables: "El pasado no muere nunca, ni siquiera es pasado" de Antonio Gala.


26 comentarios:

  1. Wow....
    Y mira que este caso lo veo reflejado en muchas mujeres en estos tiempos, amigas muy cercanas obsesionadas por tener hijos y no poderlos concebir, una problemática fuerte en nuestros días.

    Me ha gustado el escrito
    saludos

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    1. Así es Susi, yo creo que las mujeres esperan demasiado tiempo y luego es más difícil. Un saludo.

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  2. No entro a juzgar el aborto, simplemente me parece triste tener que arrepentirse. Un abrazoo

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    1. Ni yo, Ester, por más que no soy partidaria habiendo tantos medios, pero sí que se ve que algunas decisiones dejan huella. Un beso.

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  3. ¡Pobre Hierba! más vale que hoy hace un día bonito y maravilloso y por fin llueve.

    Besines utópicos, Irma.-

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    1. Por poco tiempo llovió Irma pero al menos ya nieva en Pajares. Un besín.

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  4. Uf, pobre!

    Qué triste, pero así sucede algunas veces.

    Besos Mara

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    1. Algunos casos hay, Liliana, pero que terminen así muy pocos gracias a dios. Un beso.

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  5. Desde luego que hay marcas imborrables y probablemente el aborto es una de ellas. Por mi profesión he conocido a algunas " hierbasecas" que, a pesar de tener hijos, nunca olvidaron y nunca se perdonaron.
    Besos

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    1. También conozco a más de una, Ambar, pero vivir es tomar decisiones y aceptar las consecuencias. Un abrazo.

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  6. Oh qué triste y qué fácil es llamar locos sin entender el sufrimiento.
    Besos

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    1. A veces Conxita, los problemas o las consecuencias de nuestros actos nos sobrepasan pero hemos de entender el sufrimiento desde luego. Abrazos.

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  7. Y pensar cuantos niños abandonados esperando ser adoptados!!!!!!!
    Buen finde semana Mara y gracias por siempre estar
    Cariños

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    1. Gracias Abu, por tu visita. Muchos niños demasiados este es nuestro mundo cruel. Besos.

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  8. Alguien diría que es un castigo divino pero a mi me has dejado sin palabras, una autentica desgracia.

    Saludos.

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    1. No somos quienes para juzgar, pero este caso merecen al menos nuestra compasión. Un saludo.

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  9. Un triste relato, los abortos voluntarios siempre dejan huella.
    Un abrazo.

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    1. Sí, Helio, conozco más de un caso, no llegado a estos extremos, pero sí que ha marcado a más de una. Saludos.

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  10. Un relato muy triste, pero muy bien construido. Te felicito.
    Besos

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  11. Entonces enloqueció porque abortó... Sin dudas la iglesia católica apostólica romana estaría 200% de acuerdo con ello.

    Pensar que hay gente que en verdad lo creería.

    Saludos,

    J.

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  12. Seguro que sí, José, pero no se trata de pecados. Yo pienso que influyó mucho el sentirse culpable al no poder quedar embarazada. Hace poco vi un programa de madres de muñecos que me dejó espantada. Un aborto deja huella he conocido casos muy tristes y no eran mujeres religiosas. Un saludo.

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  13. Controvertido tema el del aborto.
    Salu2.

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    1. Muy difícil y no se puede juzgar a nadie por sus ideas o hechos. No conozco a nadie que no lo haya pasado mal en un trance así. Un saludo.

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  14. Abordas un tema con respeto y dignidad. Es difícil crear una crónica o relato sin conocerlo bien, tampoco si tomas partido culpando o no.
    Abrazos.

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    1. Gracias Vicente. Es un tema muy duro para quien lo vive no es algo que una mujer decida a la ligera. Un abrazo.

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