domingo, 3 de febrero de 2008

En la Avenida de la Magdalena






¡Yo soy!





Soy la sombra que acompaña a dos hombres con muchos años de mili, parados frente a la antigua Jefatura de Obras Públicas. Uno de ellos comienza su relato:

Recuerdo un día en el cuartel. Yo debía repartir la "orden" que me había dado el capitán y lo hacía con una pequeña "vespa". Cuando iba a subir a la moto, apareció el coronel y me dice:

_¿A dónde va usted?

_A repartir la "orden", mi coronel.

_Pues en este momento no va a repartir nada. Me va a llevar usted al bar...

_A sus órdenes, mi coronel. _Yo, todo nervios_ intento arrancar la moto. Piso una vez y nada... piso otra y nada...

_¡Como dé usted una pedalada más y no arranque... al calabozo soldado.

Yo, aterrado, piso como una apisonadora, salgo disparado y a los treinta metros veo que no llevo a nadie detrás. Paro y veo al coronel sacudirse el uniforme. ¡En mi vida las pasé más putas!. Aún me duele el mes de calabozo, y la supresión de todos los permisos, más aún.


Ya dijo Honorato de Balzac: "La vida militar exige pocas ideas"




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