¡Yo soy!
Junto a la fuentecita de La Condesa, pegada al hermoso tronco, cinco chinitos juegan.
Me acerco a observar. Mi sombra cubre un tablero en el que mueven unas fichas. No comprendo nada. Normal. ¡Es un juego de chinos!
Ellos hablan en su idioma, pero si no les escuchara y no mirara sus ojos, diría que eran niños de mi calle. ¡Cómo se parecen los niños!
Alejé, Condesa abajo, mi sombra inquieta como si algo me faltara.
De frente me llegó la respuesta. Un papá orgulloso llevaba a su hijita de la mano, paseo arriba. ¡La niña era china! Eso es lo que eché de menos junto a los niños jugadores. ¡No había niñas chinas!
¡Nunca he visto a un hombre chino llevar a una pequeña chinita de la mano!
Siento mucha pena por esos hombres, con su política humillante para las niñas. ¡Nunca sabrán lo que se perdieron!
"La naturaleza femenina es como el mar, cede a la presión más ligera y débil, mientras soporta las cargas más pesadas" de Erasnmus Nielsen filósofo alemán.
Yo también veo casi todas las mañanas a un grupo de chinitos jugando al lado del Bernesga. Lo que me alarma es que los veo cuando voy para casa, y también al regresar al trabajo, siempre los mismos y en el mismo sitio. ¿Coinciden los recreos, o es que no van a clase?
ResponderEliminar¡Qué largos serían sus recreos!
ResponderEliminarYo también pienso que no van a clase. ¿La policía no los verá?
Grcacias por seguirme, Chao.
¡Hasta el próximo sábado!