¡Yo soy!
Mujer joven. Vino a alquilarle el piso. A la dueña le gustó. Le pidió que le trajera una nómina de su marido o de ella para alquilárselo. Le trajo la nómina de su marido y se lo alquiló.
Los tres primeros meses los pagaron religiosamente, al cuarto mes ya no lo hicieron, ni al quinto. La dueña del piso se presentó para pedir la renta. Le abrió la puerta un gitano joven y fornido seguido de tres chiquillos, sucios y mal vestidos que la miraron con sus preciosos ojos oscuros como interrogándola. Detrás de ellos apareció la mujer a la que había alquilado el piso, que al verla exclamó con voz quejicosa:
_¡Ay señora, es que mi marido se quedó en el paro, pero no se preocupe usted, mañana mismo me paso a pagarle por lo menos un mes. La señora se fue asustadísima. Cuando llegó a su casa le dijo a su marido:
_¡Ni te imaginas a quién le he alquilado el piso! Sin darle tiempo a contestar siguió: ¡¡ A unos gitanos !!
_ ¡Pero cómo a unos gitanos si tú la viste a ella!
_Tienes razón la vi a ella no al gitano. Pero... ¡ella es paya!
La orden de desahucio llegó seis meses más tarde. Cuando los dueños se presentaron con el juez. Los inquilinos se habían ido y con ellos los colchones, la vajilla, la cubertería... ¡Todo! Y dejaron... suciedad, desperdicios, puertas rotas, paredes sucias... Hasta el juez comentó: ¡No hay derecho!
Cuando tres personas fueron a limpiar el cochambroso piso. Se encontraron con un hámster que además había hecho hasta agujeros en el parquet.
_¡Pa mearse y no echar gota! _comentó una de ellas.
Para la "paya" y el "gitano": "La justicia exige que cada cual haga aquello que le corresponde con respecto al fin último" de Platón.
Los tres primeros meses los pagaron religiosamente, al cuarto mes ya no lo hicieron, ni al quinto. La dueña del piso se presentó para pedir la renta. Le abrió la puerta un gitano joven y fornido seguido de tres chiquillos, sucios y mal vestidos que la miraron con sus preciosos ojos oscuros como interrogándola. Detrás de ellos apareció la mujer a la que había alquilado el piso, que al verla exclamó con voz quejicosa:
_¡Ay señora, es que mi marido se quedó en el paro, pero no se preocupe usted, mañana mismo me paso a pagarle por lo menos un mes. La señora se fue asustadísima. Cuando llegó a su casa le dijo a su marido:
_¡Ni te imaginas a quién le he alquilado el piso! Sin darle tiempo a contestar siguió: ¡¡ A unos gitanos !!
_ ¡Pero cómo a unos gitanos si tú la viste a ella!
_Tienes razón la vi a ella no al gitano. Pero... ¡ella es paya!
La orden de desahucio llegó seis meses más tarde. Cuando los dueños se presentaron con el juez. Los inquilinos se habían ido y con ellos los colchones, la vajilla, la cubertería... ¡Todo! Y dejaron... suciedad, desperdicios, puertas rotas, paredes sucias... Hasta el juez comentó: ¡No hay derecho!
Cuando tres personas fueron a limpiar el cochambroso piso. Se encontraron con un hámster que además había hecho hasta agujeros en el parquet.
_¡Pa mearse y no echar gota! _comentó una de ellas.
Para la "paya" y el "gitano": "La justicia exige que cada cual haga aquello que le corresponde con respecto al fin último" de Platón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario