miércoles, 17 de marzo de 2010

¿Mereció la pena?





¡Yo soy!




Mi sombra la ve caminar con aspecto triste.

Trabajó en otra comunidad unos años. Al fallecer su padre y siendo hija única, decidió venirse a León para un nuevo trabajo en una pequeña empresa.

Su madre, dejó el pueblo para venirse a vivir con ella y paliar su soledad. Como aquí no tenían conocidos, se aferraron la una a la otra.

Pasaron los años. Su madre enfermó. Aunque contrató a una señora para su cuidado. Su vida era: trabajo-madre-casa o bien: madre-trabajo-casa.

Se jubiló y se dio cuenta de que nunca pensaba en ella separada de su madre. Es ahora cuando su madre entrañable y amorosa siempre con ella, por su enfermedad, la trata como a una desconocida y la insulta.
Mientras... ella echando la vista atrás sólo ve dos personas: "Ella y su madre, su madre y ella" y se pregunta: ¿Mereció la pena?

Esta sombra le tiene un gran aprecio y pensando en ella, recuerda las palabras del gran filósofo griego, escritas 360 años A C. :


"Nadie es dueño de tu felicidad, por eso no entregues tu alegría, tu paz, tu vida en las manos de nadie, absolutamente de nadie. Somos libres, no pertenecemos a nadie y no podemos querer ser dueños de los deseos, de la voluntad, o de los sueños de quien quiera que sea" lo dice Aristóteles en "La revolución del alma".




2 comentarios:

  1. Tu reflexión me llega en un momento complicado.
    Me ha gustado.

    Agradezco el recuerdo de las pañabras de Aristoteles.¡Que bien nos vendría utilizarlas mas a menudo!

    Saludos

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  2. Lo que cuenta es la intención a pesar del resultado.

    Yo también estoy con él, nuestra vida la hemos de dirigir nosotros. Un saludo.

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