¡Yo soy!
Dos mujeres se encuentran cerca de mi sombra en la plaza de Santo Martino. Después de un efusivo saludo una de ellas pregunta:
_¿Qué tal? ¿Ya estás viviendo en el chalet? La respuesta es en un tono mucho más bajo.
_No, pero ¿no lo sabes? Me dejó después de veinte años. Ahora está él viviendo allí con una chica rusa mucho más joven. ¡Ya sabes los hombres...!.
_¡Perdona, no sabía nada! Y... entonces tú...
_Yo sigo viviendo en el piso. Lo que pasa es que... nunca trabajé fuera de casa y ahora rondando los cincuenta ya me dirás...
_Pero el chalet será de los dos porque es un bien ganancial.
_Del chalet no quiero ni hablar, me pasé más de un año decorándolo a mí gusto y ni siquiera lo estrené.
_¡Lo siento, me dejas de piedra!
_Yo ya lo voy superando. Estoy haciendo un curso para cuidar niños en una guardería. Los que aún no lo pueden creer son mis padres. Ya sabes, sólo me tienen a mí. Me compraron el piso, me compraron el coche, me ayudaron con el chalet...y ahora...
_Pues tú ahora piensa en ti que eres lo más importante y cuídate.
Las mujeres se despiden. A mi sombra le parece muy bien el consejo de la última en hablar: "Amarse a uno mismo es comenzar un romance de por vida" de Oscar Wilde.
Por eso el capricho con mesura, pero sin privación.
ResponderEliminar¡Todo es bueno con mesura!
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