¡Yo soy!
Muy cerca de donde vive mi sombra, hay un colegio concertado. Frente a él, un parque con nombre de grado militar. Allí, se me acercó una joven madre. Hablamos de muchas cosas y me pidió opinión como profesora respecto a una de ellas.
Para mí, mi profesión es como un sacerdocio que "imprime carácter" o sea que es para siempre, así que me gustó que deseara saber mi opinión al respecto. Lo primero que le contesté fue:
_¡¡Me parece humillante!!
Su hijo, Jacobo, de primero de Primaria asiste a ese colegio. Uno de los días del curso el niño salió sin mochila del cole. Su madre le preguntó por ella. El niño le dijo que habían castigado a varios niños de su clase por jugar con las mochilas en el pasillo. A la madre le pareció bien la explicación y observó que alguno más de su clase, también salía sin la cartera, así que le dijo:
_Muy bien con la mochila no se juega _sin darle mayor importancia.
Al día siguiente su hijo también salió sin mochila. Bueno, _pensó_ aún dura el castigo. Al tercer día su hijo salió con una enorme bolsa de las del "super" y sus libros en ella. ¡Sólo su hijo salió con semejante bolsa! Los otros niños se reían:
_Jacobo, ¿vas al super? La madre, avergonzada, cogió la bolsa a su niño y al llegar a casa regresó sola al colegio para hablar con la dirección:
_No me parece justo que se le castigue con semejante bolsa. El niño sale arrastrándola y los demás se ríen de él.
_Está bien, bajo su responsabilidad, si usted quiere se le quita el castigo, pero tenga en cuenta que eso sería desautorizar al colegio, al tutor... bla, bla, bla...
La mamá de Jacobo regresó a casa aún peor de lo que había salido. Durante dos semanas su niño, ¡de seis años!, salió con la bolsa del super, superllamativa, valga la redundancia. Ella se acercaba a él inmediatamente y se la cogía, pero sus compañeros hasta en el parque le hacían burla:
_¡Qué Jaco, ya hiciste la compra! En un mes el pequeño adelgazó kilo y medio. Su madre no se atrevió a infringir el castigo.
_¡Humillante, volví a decir, humillante para el colegio, para el tutor, para el pequeño y para toda la familia que lo sufrió con él!
Pidió mi opinión y mi sombra se la dio: "La verdadera filosofía se encierra en la conducta y no en los discursos" de Charles-Jean Baptiste Bonnin.
Esta bien recuperar la autoridad.
ResponderEliminarPero existen verdaderas mentes crueles y con muy poco que enseñar.
Un saludo
En ese caso creo que la madre debería desautorizar a toda esa patulea de educadores que no tienen ni idea de lo que un niño puede sufrir cuando se le humilla de esa manera.
ResponderEliminaruf, qué mal cuerpo me ha puesto esta historia que tu sombra nos cuenta hoy....aunque sé que pasa porque conozco una historia muy parecida.
¡Es imprescindible recuperarla, Fonsado! En los institutos ya no la hay. Los muchachos sólo se creen con derechos los deberes para la gran mayoría no existen. En este caso, en un niño de esta edad es demasiado cruel, en mi opinión. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarOpino lo mismo, aorillasdelorbigo, pero así es, los padres unas veces nos pasamos y otras no llegamos. Un abrazo.