¡Yo soy!
Hacía tiempo que Mabel y su amiga Magda, no se veían. Cuando Mabel salió a abrir la puerta y apareció Magda con un pañuelo a la cabeza. Sobre el pañuelo, un sombrerito de paja artísticamente colocado. Su bolso al hombro y su vestido verde con sandalias a juego; le pareció que estaba muy favorecida. Asombrada después de un fuerte abrazo, se separó de ella y le dijo:
_¡Magda, si pareces una turista! En ese momento notó una triste sonrisa en su rostro a la vez que afirmaba con la cabeza para negarlo.
_Solo que éste turismo no se lo deseo a nadie. Mabel, volvió a mirar a su amiga y entonces cayó en la cuenta de que a Magda, no le gustaban los sombreros y rara vez llevaba un pañuelo a la cabeza.
_¡¡No!! _dijo incrédula.
_¡Sí! _confirmó su visitante serena_ tengo la maldita enfermedad a la que todo el mundo actualmente llama por su nombre, pero a mí me cuesta pronunciarla.
_Lo siento mucho _intentó darle ánimos_ sabes que si la gente habla abiertamente de esa enfermedad es porque en una mayoría de casos se cura. Se sentaron y fue Magda la que rompió el silencio..
_¿No me preguntas por el alcalde que tú y yo sabemos?
Mabel, contenta de verla y a la vez impresionada, se había quedado sin palabras. Parecía que hacía mucho tiempo que su amiga había aceptado la enfermedad, aunque no le gustara nombrarla. Al fin habló:
_Estoy deseando que me cuentes.
_Pues todo se acabó cuando me diagnosticaron la enfermedad, no por su iniciativa sino por la mía. Ya ves no quise irme a vivir con él para no tener que cuidar de su madre y no me parecía de recibo que la dejara a ella para cuidarme a mí, o que tuviera que compartir sus cuidados con los míos. Fue mejor así, lo aceptó y por lo que sé, ya me ha encontrado sustituta y me alegro por él. Yo estoy muy bien y avanzando, despacio, pero avanzando.
A mi sombra le parece una buena decisión: "No se puede lograr que retorne el agua que pasó, ni reclamar que vuelva la hora pretérita" de Ovidio.
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