fotografía tomada de la Red |
Celia trabaja en una residencia de ancianos. Le cae muy bien la señora Lidia. Pasa de los ochenta, pero le gusta estar ocupada y su mayor entretenimiento es pintar, le encanta. Su mente sigue muy lúcida, se interesa por todo, es amable y a Celia siempre la recibe con una sonrisa.
Hoy la cuidadora se acercó a Lidia que sentada en un banco observaba el jardín. La saludó y le pidió que le contara alguna historia de amor de su vida. La anciana no se hizo de rogar:
_¡Ay hija! si te cuento... es más bien una triste historia. Viví en Madrid casi toda mi vida, pero cuando cumplí los ochenta vine para León para estar cerca de mis hijos que viven aquí. Me casé antes de los veinte con un chico de buena familia con negocios en los que él trabajaba. Tuvimos dos hijos y me dejó viuda cuando cumplí los veintitrés.
_¿Nunca se volvió a casar?
_Sí, hija sí, mejor que no lo hubiera hecho. Mi marido tenía un hermano que prometió hacerse cargo de sus sobrinos y de mi, mientras él viviera, así nunca nos faltaría de nada. Yo nunca había trabajado y con dos niños...
Cuando pasó un año de la muerte de mi marido, mi cuñado me pidió que me casara con él. Acepté, era nuestro sustento y hasta se lo agradecí.
Unos días antes de la boda me dijo que sería su mujer pero nunca haríamos uso del matrimonio, me respetaría siempre como la mujer de su hermano. Yo acepté, qué remedio, mis hijos y yo dependíamos de él y de mis suegros.
Así convivimos durante más de 40 años. ¡Nunca me tocó! Mientras vivimos en Madrid íbamos juntos a la Ópera, al teatro, al cine... De puertas para afuera éramos un matrimonio normal. De puertas para dentro cada uno tenía su habitación y jamás cruzamos juntos la puerta de un dormitorio. Si hubiera sido hoy hubiera sido distinto. "Se me paró la vida"
_¿Y él salía solo? ¿No sería "gay"?
_Sí, claro salía a trabajar, con amigos... fíjate nunca mientras convivimos lo pensé porque en mi época eso... pero desde su muerte lo he pensado más de una vez.
A pesar de todo, la vida no se para: "El ser humano ha nacido libre pero vive encadenado en todas partes" de Jean-Jacques Rousseau.
Impresionante historia, Mara.
ResponderEliminarY la frase de Rousseau, va a misa. Qué triste. Solo tenemos una vida y sin embargo la pasamos aprendiendo a vivir siempre, porque cada fase es totalmente nueva y desconocida. Es injusto. No tenemos otra oportunidad para ejercer lo aprendido... ¿o tal vez sí? Estoy por hacer un post de esto.
Gracias por esta cruda y tierna ( por la mujer) historia.
Besos
Así es Crónicas, vivimos encadenados. Volver atrás es difícil, quizás posible, no dejes de hacer el post es un tema muy interesante. Abrazo.
EliminarTriste historia......!
ResponderEliminarAbrazo
Triste sobre todo para la anciana. Un beso.
EliminarMi tía-abuela María, renunció al amor de su vida, pese a que estaban locamente enamorados el uno del otro, por la sencilla razón de que él era rico y ella pobre de solemnidad. Menudas historias. Un abrazo, Mara
ResponderEliminarLa verdad es que hay muchos motivos para renunciar al amor pero por el tema económico es muy triste hacerlo, ahora se dan menos casos por ese motivo, creo yo no sé. Besos.
EliminarQué poco le duró la felicidad.
ResponderEliminarLo que vino después,tan joven...es desolador.
Besos.
Así es H. quizás si hubiera sido hoy hubiera decidido otro camino. Lo cierto es que muchas madres aún hoy aguantan por los hijos. Un abrazo.
EliminarQué historia tan triste... Me gusta mucho la gente mayor, me gustan sus historias, como las cuentan, escuchar sobre días pasados en los que su fortaleza lo pudo todo...
ResponderEliminarMe ha encantado leerte, Mara
Un abrazo.
Gracias Eme, me alegro que pienses así de la gente mayor, pues hoy yo creo que se la valora poco en general. Un beso.
EliminarMe ha parecido conmovedor, pero como dices al final del texto, o avanzamos o la vida nos consume. Lo importante es no parar de crecer y aprender.
ResponderEliminarUn abrazo!
Te doy toda la razón Natalia, al final somos nosotros quienes decidimos siempre. Abrazos.
EliminarCada persona es un mundo, y hay personas que tienen una vida muy rara y difícil, pero eso es lo que hay, y a cada uno, le toca lo que le toca. Hay quien nace con estrellas, y los hay que se estrellan. Se dan casos de todo tipo. De muy felices, y de muy dramáticos.
ResponderEliminarBesos.
Así es Rafa, lo malo es haber elegido mal y pasar toda la vida lamentándolo. Un abrazo.
EliminarMuy impresionante. Extrañas historias se cuecen en los interiores de los matrimonios. Cumplió su promesa pero no parece que ninguno de los dos fuera feliz con eso. Grandes sacrificios se ocultan tras esta historia. Gracias por compartirla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a ti por tus palabras Castigadora, en el caso de los hombres casarse era una forma de vivir su vida, la mujer lo tenía más difícil. Un beso.
EliminarTener fuerzas morales y salir adelante en la vida se puede, pero a veces las comodidades llaman mas
ResponderEliminarMuchas madres salen adelante con dos o mas hijos
Nosotros hacemos el camino, el arreentimiento es la herida.
Cariños, gratisimo leerte
Gracias Abuela Ciber. Son muchas las mujeres que han salido adelante con hijos y muchos problemas pero es verdad que el dinero llama y luego se pagan las consecuencias. Un abrazo.
EliminarUna historia perfectamente posible en esos tiempos, que muchos ya ni siquiera pueden sospechar que hayan existido
ResponderEliminarUn abrazo
La verdad es que ahora las parejas jóvenes no lo tienen fácil, Idelfonso, en muchos casos han de seguir viviendo bajo el mismo techo por las dificultades económicas para poder sobrevivir. ¡Así es la vida! Un saludo.
EliminarEstas historias han pasado mucho más de lo que imaginamos, se tenían que tapar muchas cosas y un matrimonio permitía que eso fuera así, aunque no todos lo vivieran de igual manera.
ResponderEliminarBesos
Así es Ilesín, se tapaban más antes, actualmente si ocurre algo así al final se descubre en muchos casos son los propios interesados los que se sinceran. Un abrazo.
EliminarElla pagó con silencio y frío en el cuerpo el sustento de los suyos, qué tristeza.
ResponderEliminarPor lo que ella misma cuenta Pilar, a toro pasado, el frío en el corazón no le compensó. Sí que es triste, sí. Abrazos.
EliminarSupongo que estas situaciones que describes en tu relato eran frecuentes en aquellos años porque ser gay era inaceptable para la sociedad. El cuñado consiguió lo que necesitaba, una mujer que tapara sus inclinaciones sexuales y ella una vida economicamente resuelta. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarSaludos
Sí, Ambar, era algo inaceptable la verdad. Ambos consiguieron sus objetovos pero para ella fue más frustrante o por lo menos así parece que lo vivió. Un abrazo.
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